U N O

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Eran aproximadamente las once y media de la noche en Corea, la luna estaba llena, era una noche perfecta.

Ahí estaban ellos dos, Annie no podía creer que estaba volviendo a lo mismo, no podía creer que estaba a punto de tener relaciones sexuales otra vez con él. Sus expresiones y su cuerpo lo tentaban, eran provocativas como aquella vez. Sabía que terminaría en lo mismo de la otra noche. Él sabía sus puntos débiles, y ella sabia los de él, no iba a lograr aguantarse mucho. Comenzó a acercarse hacia ella, cuando casi ni había distancia entre ellos suavemente llevo una de sus manos a su falda y comenzó a desabrocharla.

Mientras esta se iba cayendo hacia el piso pudo lograr ver como se le erizaba su piel y le comenzó a susurrar frases que le provocaban que cada vez se le erizara más.

Luego de unos minutos, sus bocas estaban bailando al mismo son, su boca bajó lentamente hasta su abdomen su entrecortada respiración estaba en su feminidad, su lengua empapaba estaba a la perfección. Podía percibir como Jaebum estaba totalmente excitado, capaz de llegar al orgasmo en solo segundos. Utilizo su saliva como lubricante para su vagina, por dios, ella sí que estaba mojada, tan mojada que él podía introducir su aparato reproductor muy fácilmente y velozmente.

En un momento para otro le pidió que parara, pero, su deseo sexual cada vez aumentaba y a él se le hacía muy difícil dejarle, así que, siguió sin que sus palabras afectarán el perfecto acto que estábamos haciendo. Se alejó un poco de ella y volvió a besarla. Sus besos iban desde su mentón hasta la parte detrás de su oreja. Mordió suavemente su lóbulo y suspiro haciendo que toda su piel se erizara.

— Nena.— dijo mientras seguía besando su cuello.

— Hmm. — fue lo único que pudo responder.

Jaebum nuevamente volvió a su oreja y con una voz ronca dijo algo que realmente le paralizó el corazón. Si Annie no hubiera estado acostada en la cama con él sobre ella capaz ya estuviera tirada en el piso sin mentir.

— Quiero... quiero ir a Hong Kong.— tomó su mentón y la miro a los ojos.— Quiero que me lleves a Hong Kong. — su respiración caliente chocó con la cara de ella y su corazón comenzó a agitarse mucho más de lo que ya estaba pero realmente encontró esa frase completamente excitante.

Seguido de eso se levanto y tomo asiento en un pequeño mueble que estaba cerca de su cama, dejando a la vista su gran miembro erecto no pudo evitar morder su labio. Este hombre era jodidamente sexy. Este chico realmente la excitaba.

— Adelante, tocame un poco.— dijo mirándola directo a los ojos.

— Oportunidades como estas, no suceden siempre.— Lo escuchó carcajear un poco.

Annie se acercó a él y se arrodilló. LLevo sus manos a su pene, y él dio un pequeño suspiro. Lo lamió completamente, cada parte. Para así cubrirlo con saliva. Luego de eso, lo introdujo completamente en su boca. Al hacer tal acto, Jaebum sólo se recostó un poco, sus codos sostenían parte de cuerpo. Su cabeza estaba inclinada hacia atrás mientras empezaba a jadear y a dar pequeños gemidos haciendo entender que lo estaba disfrutando.

Introducía y sacaba su miembro de su boca. No lo sacaba completamente, mantenía solo la punta en su boca, mientras se mantenía con saliva. Lo lamía cada vez para que se mantuviera húmedo. Los gemidos roncos de Jaebum la excitaban cada vez más, llevo una de sus manos a su cabello mientras lo acariciaba. Luego de estar un buen rato chupando y jugando con el pene, Jaebum liberó su pre-semen. Sacó inmediatamente su pene de su boca al sentir ese fluido líquido, un poco espeso con un sabor un poco salado.

— Mierda, eres tan buena en esto. — exclamó entre cortado. Su respiración estaba agitada.

Minutos después, ya la estaba penetrando, sus gemidos eran los más fuertes que podían salir de su boca, en su vida nunca nadie la había hecho hacer esos ruidos de placer, hay que admitir que ese hombre era uno de los mejores con los que ella nunca había estado, aun así, sintió que él no era el hombre con el que siempre quería estar, quizás solamente lo estaba utilizando para complacerse, pero ella se dio cuenta que no solamente ella disfrutaba, sino que, él también.

Annie podía sentir como su erección era cada vez más grande, y después de unos segundos un blanco y espeso líquido recorrió por casi toda su parte trasera y la dejó más empapada de lo que ya estaba. El tomo su mentón suavemente e hizo que lo mirara para darle un corto beso.

— Te veré pronto, preciosa.

Luego se vistió lo más rápido que pudo y salió de la habitación.





Hong Kong | Im JaebumWhere stories live. Discover now