Me quedé observando las gotas condensadas resbalar en el vidrio, enviándome a un recuerdo borrado.

»Acomodé la almohada bajo mi cabeza, tenía unas mini vacaciones del proyecto, las cuales decidí pasar junto a él. Me acomodé para quedar más cerca de su cuerpo, su mano hizo cosquillas en mi cintura antes de que abriera los ojos.

Buenos días — habló ronco, recién levantado después de todo.

Quiero quedarme aquí más tiempo. — rio y acomodó mi cabello.

Tampoco quiero irme, pero si vienen a buscarte no quiero saber lo que te harán para castigarte, no deberías estar conmigo — suspiré porque lo sabía bastante bien.

Solo nos queda este día antes de que tenga que regresar a ese infierno — se apoyó sobre un brazo y retiró la mano en mi cintura para hacerme mirarlo.

Entonces escapa y quédate aquí conmigo.

Sabes que no es la cosa más fácil — lo besé para callar cualquier cosa que se le ocurriera decir.

Siempre encontré el tiempo para escapar y encontrarme con él, fue genial pasar tanto tiempo hablando con él. Acaricié su suave cabello y me separé hasta que mi vejiga me hizo correr al baño. Sentí pena de verlo entrar tan seguro de sí mismo a darse una ducha sin importarle que estuviera ahí.

¡No puedes entrar así! — me cubrí y sonrojé.

Te molestan cosas tan banales — salí antes de que se metiera a la regadera.

Preparé el desayuno con música, moví el sartén mientras comía una tostada y pegué un brinco cuando llegó directo a abrazarme. Dejó un beso en mi cuello y se inclinó oliendo la comida.

¿Qué es? Huele bien — quitó y mordió la tostada que estaba comiendo mientras caminaba a sentarse en el banco de la barra.

Algo tan especial y delicioso como huevo con tocino y tostadas — dejé el plato recién servido frente a él, junto al zumo de naranja y cubiertos —. Yo ya desayuné, iré a bañarme.

Me siguió con la mirada.

Sabes, creo que me dieron ganas de darme otro baño — solté mi cabello y giré a sacarle la lengua —. Yo también te quiero, terroncito. «

Tenía que preguntarle si recordaba la dirección del departamento si volvía a verlo, aunque dudo que fuera a ser pronto. El loft lo había adquirido para mis vacaciones inicialmente y sabía que si nadie más que él sabía de su existencia, debí de haber ocultado algo importante ahí.

Estiré la mano y cerré el agua, me quedé ahí hasta sentir que mi trasero se había entumecido, luego de secarme y ponerme un camisón salí para ir a la cocina por un encendedor que utilicé frente a la chimenea para quemar la ropa. Las voces en mi cabeza ardían más que el fuego en la chimenea, no paraban y cada vez subían el volumen, seguí imaginando las manos negras arrastrándome hacia abajo, a las personas ardiendo en el infierno y gritando que no lo merecían, demonios burlándose esperando a consumir la carne quemada.

Abrí los ojos cuando escuché a Blues rascando la puerta para entrar, que no recordaba haber cerrado. Entró con prisa, dando vueltas alrededor de mí para luego correr a subir al sillón.

- ¿Y ahora qué te pasa a ti? -me acerqué viéndolo morder algo. - ¿Qué tienes ahí? Dame. Venga suéltalo ya.

Dejó caer una pelota de béisbol. Ladró y corrió al jardín, lo seguí buscando el propietario de la pelota ¿De dónde pudo haberla traído? Blues ladró de nuevo, estirándose sobre sus patas delanteras y moviendo la cola, se levanto hasta llegar detrás de mí y empujarme. No buscaba jugar con ella, quería que lo siguiera, me mordí la mejilla al ver el nombre borroso por babas en la pelota; yo conocía al dueño.

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