Bajo el mar (historias de sirenas)

Operación "Aguas Profundas"

Mis queridos hijos:

Nunca le he contado esto a nadie, la verdad, siempre tuve miedo. Sin embargo, ya han pasado muchos años desde que me retiré, y estoy seguro de que la carta de un pobre viejo no le hará daño a nadie. Nadie va a creerme de todas maneras, ni siquiera ustedes, pero quería dejar las cosas en claro, y quería que supieran el por qué de mi decisión. Ahora que su madre ya no está, no queda nada para mí. Sé que dirán "¿pero y qué hay de nosotros?", necesito que sepan que los amo con todo mi corazón, y eso nunca va a cambiar, pero ya están grandes, tienen sus propias familias y han hecho su vida. Ahora es tiempo de que vuelva a encontrar aquello que dejé ir hace tantos años...

Creo que me estoy adelantando un poco, déjenme empezar por el principio. Solía trabajar para la marina, me enlisté justo cuando cumplí los 18 y comencé a trabajar en el mar desde entonces. Pasé por muchos puestos, empezando desde el más bajo y trabajando duro para ir subiendo, pero mi vida dio un giro radical cuando tenía 25 años. Era contramaestre en aquel entonces, y estaba impaciente por adquirir más responsabilidades y poder tomar el control de más misiones.

Una hermosa mañana de abril, un comandante subió a nuestro barco y seleccionó a algunos de nosotros. Nos subió un rango de manera automática y nos dijo que nos presentáramos en el muelle muy temprano a la mañana siguiente, íbamos a estar bajo el mando del capitán McCallister para nuestra siguiente misión, quien nos informaría de todo una vez que estuviéramos a bordo, y de momento no podíamos decirle a nadie sobre esto. Secrecía absoluta. El comandante nos dijo que sólo los mejores hombres habían sido seleccionados para la misión, por lo que esperaba lo mejor de cada uno.

Pueden imaginarse lo orgulloso que me sentía de que la marina por fin se diera cuenta de que yo era un valioso activo, por lo que a las 0500 horas del día siguiente, estaba más que listo para abordar mi nuevo navío.

Nos introdujeron a toda la tripulación y zarpamos de inmediato. Nos mostraron nuestras cabinas y dejaron que nos instaláramos antes de la presentación. Para entonces ya todos estábamos especulando sobre el trabajo que estaríamos haciendo. Muchos pensaban que iríamos a combatir contra los piratas de África, lo cual siempre ha sido una misión delicada, un trabajo que ciertamente requería de discreción y un poco de confidencialidad. Otros pensaban que tomaríamos acciones contra la caza ilegal de ballenas, y así todos aportaron sus ideas, pero ninguna se acercó ni siquiera tantito a la verdad.

Verán, la realidad fue que nos contrataron para ocultar la existencia de las sirenas.

Nuestra junta con el capitán empezó a los pocos minutos, y decidió abrir la reunión con una grabación de audio. Los sonidos que salieron de la máquina eran como los de un animal herido, unos agudos chillidos que nos hicieron querer taparnos los oídos. El capitán dejó correr el audio durante un minuto entero antes de apagarlo, y después nos ordenó familiarizarnos con el sonido, porque nos pasaríamos la vida buscando a las criaturas que lo emitían.

–¿Qué es exactamente lo que estamos buscando, señor? –preguntó uno de los nuevos reclutas. Era una pregunta que todos teníamos, porque nadie había escuchado jamás algo semejante.

–Sirenas. –contestó el capitán con calma.

Debió haber notado en nuestros rostros que creímos que nos estaba jugando una broma pesada, por lo que sacó tres fotografías de un folder y las colocó frente a nosotros. En ellas, un animal grande estaba atrapado en la red de un barco pesquero. Dos de las fotos eran demasiado borrosas para distinguir al animal, pero la tercera era tan clara que no quedaba duda de su veracidad. La criatura que habían sacado de la red estaba tirada en la cubierta, y se veía claramente que era humanoide, una mezcla entre una mujer, y una especie de anguila.