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Por lo general cuando las personas hablan de su infancia, evocan los recuerdos más felices; los amigos más cercanos, los juegos, las rodillas raspadas, las risas interminables, el cariño y recuerdos con los padres, algo que cualquiera asume que es de esa forma para todos, y muy probablemente sea una realidad, no para los Todoroki.
Un matrimonio sin futuro, y una frustración sin cura.
Los Todoroki tuvieron a su primer hijo, Tōya, su cabello brillaba como el flamante fuego de su padre, sus ojos asimilaban al cielo, una sonrisa tan angelical y pura.
Todo era tranquilo, entonces su padre, comenzo a entrenarlo, al principio no era severo era como un juego. Pero al ver que no había resultados, la frustración comenzó a tomar su camino.
El entrenamiento se había vuelto un pesar, su padre le daba palizas interminables mientras le gritaba lo inútil que era, su madre no podía hacer mucho para evitarlo, y lo prefería así.
Un día mientras entrenaban, su padre le exigió que utilizará su quirk para ver los avances que tenían en cuanto a su físico, pues era lo más importante, debido a su complexión débil.
Al principio las llamas azules hicieron su presencia, pero no de forma intensa, no era suficiente para Enji, lo presiono.
-Tu sangre, tu linaje, soy yo en tu interior, utiliza la fuerza y sé lo que yo no pude -
Finalmente extendió más las llamas, pero las mismas comenzaron a quemar su piel.
Un accidente desafortunado, pero que le dejo claro a Enji que ese sólo era un intento fallido.
Dejo en paz a su primer hijo y paso con los otros dos, pero no eran lo que necesitaba.
Entonces llego su último hijo, Shōto. El único triunfo, a penas manifestó su quirk los entrenamientos severos empezaron.
Y la frustración de Enji después de los "fracasos" de sus hijos, salía con el menor. El ambiente familiar fue aún peor, comenzó a golpear a Rei.
En la escuela todos los amigos de Tōya admiraban a su padre "el número dos" y eso le irritaba, le irritaba que todos pensaran que ese animal era un buen hombre.
Ver a Sōto llorar y no poder hacer nada como hermano mayor le frustraba, pero no más.
Esa tarde, Shōto había salido por un momento a jugar con sus hermanos, cosa que a todos alegraba, la felicidad llego a su fin cuando apareció Enji y se lo llevo a rastras mientras el pequeño lloraba, Natsuo y Fuyumi también estaban asustados y hartos, pero para Tōya, era lo que había colmado.
Lo siguió adentro de la casa y lo confrontó, era evidente que su padre le daría la paliza de su vida, eso no lo detuvo, le grito a Shōto que saliera de ahí.
Aunque su complexión era débil, él hizo uso de sus llamas, su padre sabía que iba a terminar muy lastimado si continuaba, así que lo abrazo con la suficiente fuerza para dormirlo, pero la voluntad y tenacidad de su hijo mayor termino por quemarlo.
