—Mejor para ti, porque aun no estando en la escuela, puedo seguirte vigilando, eh. —dicha esta no graciosa broma, mi padre palmeó el hombro de Dylan y se fue a no sé qué parte de la casa.

Cuando no escuché más voces, suspiré silenciosamente y le señalé a Dylan que podría sentarse en cualquier parte que quisiera del sofá.

— Así que, ¿esta es la casa de la pequeña, Mendes? —dijo soltando un suspiro cuando su espalda cayó perezosamente en el respaldo del sillón.

Bien, habló primero.

— Creí que no querías saber nada de mí.

— Deja eso ya, Rebeca— se quitó las gafas del cuello y las colocó en la mesa de centro— Puedes ser un dolor de cabeza si te lo propones.

— Becky o Beca, pero no Rebeca, por favor— pedí, pero decidí olvidarle por completo cuando el chico frente a mí me miro casi diciendo "no me vengas con eso". Lamí mis labios y decidí volver a lo anterior— Así soy. —Lo reté. Dylan me miró unos segundos, sin sonrisa ni cejas arqueadas, era difícil saber que pensaba pero en este caso, estaba segura de que le sorprendía al menos un poco el hecho de que yo lo tratara así.

— Tendré que traer pastillas para dolor de cabeza la próxima vez.

— ¿Próxima vez? —pregunté riendo, estuvo claro que eso sonó como un "No te quiero aquí, jamás". Dylan entre cerró los ojos hacia mí por medio segundo.

— Actitud de niña mala no es para ti — Iba a hablar pero Dylan se adelantó — Cállate y haz el trabajo.

No importaba que clase de argumento dijera, Dylan siempre tendría uno mejor.

Nos empeñamos a hacer nuestro trabajo, nadie habló, yo estaba bastante ocupada pensando en lo que pasó esta tarde, casi nunca he tenido amigos y no soy experta tratándolos, pero creo que estoy segura de que él estaba enojado conmigo. Digo, no es que siempre Dylan lance flores como una niña en primavera, simplemente sé que lo está, pero aun que quisiera animar las cosas no sé de qué hacer platica... ¿De gustos de música? ¿De televisión? ¿De amor? ni siquiera he dado mi primer beso, ¿cómo iba a hacer cosas como estas que eran menores?

Después de unos minutos de pensar, sentí la mirada de Dylan en mí pero lo ignoré completamente, tal vez estaba tratando de adivinar en que pensaba como cuando yo lo miraba a él tratando lo mismo.

Curiosamente aquella acción me hacía estremecer de una manera que no podía explicar. Era como si tratara de descifrarme y eso me frustraba.

El extremo de su bolígrafo golpeaba contra la hoja de su cuaderno que estaba llena de problemas resueltos. Suspiró rendido.

— Está bien. ¿Qué piensas, Mendes?

—¿Eh?

Él siguió con sus ojos en mí, casi mi alma como si fueran agujas en la piel, y me di cuenta de que no lo volvería a repetir. Negué con una sonrisa leve.

— Nada, cosas de familia. —Mentí encogiéndome de hombros arrugando la nariz para restarle importancia.

Él siguió mirándome sin convencerse a sí mismo de mis palabras, pero honestamente no creo que le importe lo que pienso en este momento. Pareció darse por vencido de nuevo y miro a sus apuntes.

—Si... — aclaró su garganta, parecía que las siguientes palabras le condenarían la muerte— Si algo te pasa en la universidad, puedes decirme que es.

<<"Tiene un acento muy inusual">> pensé, dándome cuenta de lo refinado que a veces las personas de otros lugares cambian las palabras, cuando yo solo diría escuela o cárcel y sonaría a que no soy de ahí.

Intocable ➳ DO'B©Where stories live. Discover now