—Dylan no es nada mío, Dios, papá muy apenas lo conozco. —Después me fui corriendo. Literal queriendo huir de todo.

Entré a mi habitación cerrando la puerta, tome mis audífonos y mi IPod, salí por mi ventana y me gire viendo ya una conocida enredadera la cual descubrí hace días. Me aferré bien a ella y subí utilizándola como escalera, llegando al techo de la casa. Logré sentarme en medio de la casa, este era el único lugar donde tenía privacidad desde que llegamos aquí, podía mirar el cielo y ver lo que pasaba por las calles. Escuchando varias canciones de Bandas.

Esta vez dejé caer mi espalda en el techo de la casa, mirar hacia arriba me hizo recordar cómo estaba viviendo antes, no sabía si mi vida estaba dando un giro para bien o para mal con esto de mudarnos con papá. No tenía ni idea de porqué pero una nostalgia me invadió hasta crearme un nudo en la garganta. Un sentimiento horrible, y sin saber porque me puse a llorar en silencio. Creo que le tenía miedo al fracaso, a lo nuevo, a veces las cosas que creía conocer se esfumaban y me daba tanta nostalgia e impotencia que dolía. Muchos se emocionan cuando crecen y hacen cambios en su vida, pero a mí me estaba consumiendo. Tenía miedo a no tener seguridad en mi misma cuando hiciera las cosas. La familia que dejé en casa, y no hablo de casa de techo y cuarto, hablo de mi ciudad. De donde me sentía segura.

En mi siguiente semana de clases me encontraba con Gabriela y Marcus desayunando una dona, la cual Marcus había comido casi por completo y eso que era mía. Las clases fueron aburridas en cierta forma, pero eso no es de esperarse conmigo, aún me sorprende saber que salgo bien en ellas... ¿A quién engaño?, estuvieron como en todas las escuelas que estuve, aburridas. Mi mente era demasiado soñadora para un lugar tan limitado.

Comí el poco pedazo de dona antes de que Marcus se la terminara como lo ha hecho desde hace rato, lo que fue casi un cuarto de mi almuerzo que disfruté. Me miró con una sonrisa y se encogió de hombros para luego besar mi mejilla como un "Oh, vaya, lo siento", yo le saqué la lengua.

—Chico lindo a las...pues ya—Susurró Marcus para Gabriela y yo. Gabriela miró a Marcus realmente sorprendida, dirigió sus ojos azules hacia mí bien abiertos. Me daba algo de risa las señas que me hacía en preguntas sobre si Marcus era gay. Pero ignoré aquello, era fácil adivinar por tu parte.

Yo miré detrás de mi hombro para ver que chico "lindo" era del que hablaba Marcus. Mis ojos chocaron con Dylan, pues si, Marcus tenía razón y no estaba nada ciego. Tengo que admitir el que Dylan era un chico atractivo, no era el más guapo pero llamaba la atención, más cuando sus ojos dan a cierto punto donde la luz hace que sus ojos castaños parezcan miel...

<<Detente, Beca>> pensé para mí.

—No pongas esa cara—El dialogo de Marcus hacia Gabriela me sacó de mis pensamientos, haciéndome girar a verlos de nuevo. Él fulminó con la mirada, no enojado, pero al parecer no era algo de lo que sorprenderse. Después se dirigió a mí —y en serio creí que le habías dicho. — Me di cuenta de que se refería a sus gustos por los chicos— Creí de hecho que todo el mundo lo sabía aunque no lo dijera.

—Lo siento, Marcus. — Dije un tanto ida. Mi ex mejor amigo de su parte me hizo un gesto desdeñoso y sin importancia. Sonreí. Marcus como amigo era el mejor literalmente, además, era súper bueno para escoger prendas de ropa, yo nunca lo juzgaría por ser lo que quiera ser.

Antes de que pudiera pensar más en el asunto de Marcus, una voz conocida y poco escuchada por mis amigos, me habló.

—Ven— Fue lo único que mencionó, pasó a mi lado y tocó mi hombro por si no lo escuché. Miré a mis amigos y luego me paré de la silla con expresión de confusión y un poco avergonzada porque la mayoría, me miraban en la cafetería. Ese era el problema de estar en lugares pequeños donde todos se enteran de todo.

Intocable ➳ DO'B©Where stories live. Discover now