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El destino puede unir personas de diferentes formas; pero cuando es mediante una desgracia, ¿Quién pensaría que un suceso tan negro se pintaría de colores?

ELIAN MILLER

Las personas somos como los colores. Existen aquellos pintados de azul que te otorgan calma con sus palabras, también se distinguen los rojos con una presencia distinguida. Los naranja logran mantenerse serenos dispuestos a mantener el orden y por su parte obtendrás las mejores carcajadas con el verde. El morado se esconde en un rincón silencioso analizando una situación y después está el amarillo manteniéndose como el sol; al estar en una habitación todos van a centrase en él debido a su brillo inigualable.

Para finalizar están las personas multicolor; mamá solía decir son todos aquellos que resguardan un pedacito de todo lo anterior y están dispuestos a compartirlo con el mundo que les rodea brindando así felicidad a sus allegados. Son fáciles de notar porque al tenerles cerca tú te sientes especial.

Mamá era uno de ellos.

Era.

Elian, despierta mi amor — escuché aquella voz angelical y aterciopelada llamándome como cada mañana.

Cinco minutos más por favor... — me cubrí con la cobija dispuesto a tener unos minutos más de paz y tranquilidad en la comodidad de mi cama.

Tienes que ir a la escuela, ¿Recuerdas? Estás tratando de ser el siguiente Van Gogh —respondió dulcemente. Sentí con claridad como el espacio a mi lado en la cama se hundía significando así que había tomado asiendo. Replanteé mi acción y decidido salí de mi pequeño escondite para conectar miradas con mi madre.

Mi madre

Ella me ofrecía una sonrisa cálida de oreja a oreja volviendo a sus ojos pequeños. Eso era suficiente para alegrar y dar luz mi vida.

— Arriba pequeño pintor...— llevó una mano a mi cabello en un intento de peinarlo

Papá cree que es tonto— respondí mientras me incorporaba y tallaba mis ojos en un intento de despertar por completo. Su rostro reflejó una mueca de disgusto, era del conocimiento de ambos el rechazo de mi padre ante mi sueño artístico — Dice que trabajar de eso es morirse de hambre

Negó rápidamente rechazando mis palabras

¿Y sabes qué? Trabajar algo que no te apasiona es dejar morir tu alma— posicionó una mano en mi mejilla acariciando provocándome una pequeña sonrisa. Ella siempre sabía hacerme sentir mejor, ella lo es todo para mí.

Te amo mamá—

Te amo más mi cielo...—

Tener sueños respecto a ella y nuestros días juntos es algo usual. Mi parte favorita en mi vida es cuando el día acaba para caer en brazos de Morfeo y poder soñar con ella. 10 años habían pasado desde su muerte pero mi mente mantenía cada recuerdo tan intacto como si hubiese pasado hace solo unas semanas. Quizá eso se debía a que mi hogar se mantenía en estado de luto constante; no solo era yo quien añoraba aquellos años, sé que papá aún tiene pesadillas con lo sucedido y por ende debe recurrir a ingerir sustancias para hacer más llevadero el vacío que ella dejó. Ese es otro problema en mi vida.

— Pensé que no te despertarías — papá interrumpió; resultaba extraño hablar durante el desayuno ya que contamos con una regla implícita de mantenernos callados o quizá porque pocos eran nuestros temas de conversación.

— Puedo decir lo mismo — me vino a la mente la noche anterior; él había estado hasta altas horas de la noche en el jardín trasero junto a sus amigos bebiendo sin cansancio.

El arte en tiWhere stories live. Discover now