Le gustaría pensar que los soldados se aprovecharon de que el era un niño que no tenía a dónde ir y por ello daba información a cambio de comida, pero no es así.
El tenía catorce años y ya formaba parte del grupo de hombres que irrumpían a las casas de otros, que hacían arrodillarse a la gente que se resistía, de los que iban en las primeras filas cuándo invadían un pueblo.
Nunca tuvo una familia, y nunca le enseñaron lo que se sentía perderla, por lo que simplemente no generaba empatía, el estaba convencido de que eran "los buenos", y que todo lo que estaba haciendo era su deber. Pero un niño de catorce años nunca tiene el deber de matar.
No sabe a cuántas familias separó ni a cuánta gente llevó directamente al final de su vida, a cuántas les arrebató su hogar e inclusive su sola dignidad, y no quiere saberlo.
Obviamente, el rumor de que un niño es uno de los mejores soldados de un ejército se esparse, y con el su nombre. Por ello no lo usa. "Cristoff, el huérfano".
Teme que, por casualidades, alguien en el castillo lo reconozca y lo trate cómo se merece si llega a decir su nombre. Llegó a los castillos siendo nadie, y agradece que se quede así.
