𝒇𝒊𝒇𝒕𝒆𝒆𝒏

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Febrero dejó paso a marzo y el tiempo no cambió mucho, aunque además de llover hacía más viento. Todos los estudiantes manifestaron indignación cuando en los tablones de anuncios de las casas apareció un letrero que informaba sobre la cancelación de la siguiente excursión a Hogsmeade.

Y los ánimos no mejoraron cuando, en su tercera sesión de Aparición, nadie lograba aún aparecerse. Se respiraba un ambiente de frustración y una palpable hostilidad hacia Wilkie Twycross y sus tres D, lo cual había dado pie a varios apodos para el instructor; los más educados: don Desastre y doctor Desgracia.

Por otro lado, Tim aún permanecía aislado en la enfermería, la señora Pomfrey creía que estaba comenzando a mejorar y aquella noticia tranquilizó un poco a la chica.

Ese día no había abandonado al chico, estuvo con él desde temprano ayudando a distraerse al enseñarle a jugar Ajedrez Mágico, más, cuando la sanadora llamó a la puerta, supo que la hora de visita había acabado.

—Señorita Ryddle, ya es hora —Le advirtió la mujer—. Y hoy no se librará de las pociones, no puedo permitir que todos los estudiantes de Slytherin lleguen contagiados.

Alaska soltó un largo suspiro, cada dos días debía estar bebiendo una serie de pociones y descansando por al menos dos horas hasta que hicieran efectos en ella, todo para evitar cualquier contagio. Lo encontraba algo tedioso, pero lo soportaba para poder pasar tiempo con Tim.

Al salir a la sala principal de la enfermería se encontró con una escena inesperada. Ron Weasley se encontraba durmiendo en una de las camillas y el resto de sus amigos se encontraban a su alrededor, los gemelos Weasley también se encontraban allí.

No dijo ni una palabra cuando algunos de ellos se voltearon a ver quien había entrado, tampoco se inmutó ante la mirada de odio que Fred Weasley le dedicaba.

Se sentó sobre una camilla bien alejada, y la sanadora no tardó en llegar con las pociones que debía administrarle. Mientras tanto, Alaska escuchó parte de la explicación de Harry sobre su heroico momento al salvar a Ron de ser envenenado..

—...y entonces le metí el bezoar por la boca y él empezó a respirar un poco mejor. Slughorn fue a pedir ayuda y acudieron la profesora McGonagall y la señora Pomfrey, que lo subieron aquí. Dicen que se pondrá bien. La enfermera cree que tendrá que quedarse en la enfermería una semana, tomando esencia de ruda...

—Jo, vaya suerte que se te ocurriera lo del bezoar. —Comentó George.

—La suerte fue que hubiera uno en la habitación. —Puntualizó Harry.

Hermione emitió un sollozo casi inaudible.

—Ahora debe reposar —Le dijo entonces la sanadora—. Al menos dos horas, luego vendré a revisar que todo esté bien y podrá ir a su sala común.

—Está bien. —Aceptó, recostándose por completo y cerrando los ojos para descansar, cosa que necesitaba. La vinculación de su hechizo le quitaba mucha fuerza y mentalmente se sentía cansadisima.

—¿Lo saben ya papá y mamá? —Le preguntó Fred a Ginny.

—Sí, ya lo han visto. Llegaron hace una hora. Ahora están en el despacho de Dumbledore, pero no tardarán en volver...

Se quedaron en silencio y observaron a Ron, que decía algo en sueños.

—Entonces, ¿el veneno estaba en la bebida? —Preguntó Fred con voz queda.

—Sí —Contestó Harry—. Slughorn nos sirvió...

—¿Pudo ponerle algo en la copa a Ron sin que tú lo vieras?

mortifagos en acción ⁶ ━━ harry potter sagaWhere stories live. Discover now