—No es nada— intentó con una sonrisa conciliadora.

Vamos, puedes decirme, siempre he sido un sabio concejero para tus penas, ¿no?— Heimdall le asintió en señal de apoyo antes de salir en dirección al patio dándoles privacidad —Ven aquí, Laufey, cuéntame qué sucede.

Loki resintió el dolor de cada uno de sus músculos por su mal dormir en las sillas de la sala de espera al dejarse caer en el lugar que Odín le ofrecía.

No sabía en qué minuto su garganta se llenó de un nudo que le impedía tragar.

—Yo... lo amo, padre— susurró sintiendo sus mejillas enrojecer —Lo he amado desde que soy un niño, ¿lo recuerdas?— Odín lucía tan perdido como la senilidad le permitía —Lo he amado con tanta intensidad que llega a ser ridículo y siento que me muero cada vez que se lastima. No sé qué hacer, estoy perdido sin ese idiota— sollozó —Creí que estaba preparado desde lo del aeropuerto, pero no es así... No lo es. Si no despierta yo... Yo.

Odín se le quedó mirando largo rato, lo que no resultaba raro en su condición, exceptuando que por esta vez de su boca nació un:

—¿Loki?

—¿Padre? ¿Acaso tú...?

—¿Dónde está Thor? ¿Dónde está tu esposo?— masculló el viejo posando una mano regordeta sobre su hombro —¿Por qué lloras, hijo mío?, ¿se ha metido otra vez en líos?

Loki lloró descarnadamente en los brazos de su padre.

Fue ese mismo día que Thor abrió los ojos, el único problema fue que no lo reconoció, ni a él ni a nadie.

II.

—Yo conduzco— anunció su esposo, devolviéndolo al presente, en su rostro traía dibujada una sonrisa bobalicona muy propia de él.

—No me pongas a prueba Odinson— rezongó de mala gana.

Por pura suerte, Thor había logrado recobrar su memoria casi por completo y lucía tan emocionado como Loki por regresar a casa y redimir todas esas semanas perdidas.

—Oh, vamos, tesoro.

Había en su carácter optimista y desvergonzado algo contagioso que siempre lograba borrar la insoportable pena que llevaba a cuestas. Sus días de preocupación acababan abruptamente en cuanto lo volvía a tener cerca, eso para Loki era una ley universal.

—Nada de tesoro, aún estoy furioso contigo.

Hacía apenas unos minutos habían acabado su idílico sexo de "reconciliación" en el baño para pacientes y ya sentía la semilla de su esposo descender por sus muslos, humedeciendo su ropa interior.

Se sentía como un adolescente caliente, libertino y estúpido.

Ya dentro del auto Loki pudo volver a respirar, Thor estaba a salvo, a resguardo donde sus ojos podían verle y lejos de mata sanos y maquinillas que le ponían de los nervios.

Todo está bien, se decía apretando el manubrio con ambas manos incapaz de encender el auto. Se sentía tan aliviado y furioso que ese nudo de emociones que llevaba cargando desde que Fury le llamó para avisarle del accidente, volvía a su garganta, empañándole la vista y abrumando sus sentidos.

—¿Loki?

Preguntó Thor alarmado, cuando las primeras lágrimas se asomaron por su rostro.

—Creí que volverías a llamarme "hermano"— sollozó incapaz de devolverle la mirada —Creí que esta vez no la contarías Odinson, no fue divertido— los labios de Thor dibujaron una O de comprensión antes de sonreírle lleno de afecto —No puedes volver a hacerme esto... no otra vez. Mi corazón no lo soportaría, ¿comprendes?

Volviendo AtrásWhere stories live. Discover now