Sucedió repentinamente,
Del árbol calló una semilla,
Y se enraizo lentamente en sus pies.
Dicen que sin aviso alguno,
Se apoderó de sus piernas y lentamente,
Conquistó todo su ser.
A veces, no nos damos cuenta,
De que las raíces dejan marcas profundas en el cuerpo,
Que nos dejan sin aire y nos impiden el vuelo.
Pero sin su paso no seríamos nada, nos desvaneceriamos en el tiempo, como una gota de agua que se rompe en el suelo.
Ellas nos forman, ellas nos enriquecen, pero también nos lastiman y a veces nos enfurecen.
Escuche al pasar, que su enseñanza más importante es la Pertenencia.
Por qué eso somos, parte de un todo complejo,
Respiramos mediante la tierra,
Y la tierra respira a través de nosotros.
Ella dijo que al comprender esto, pudo enamorarse de sus raíces,
Amarlas, abrazar todo ese dolor y nutrirce para poder por fin, desprenderse de ellas.
