Joven y enamorado en la ciudad de Nueva York

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N/T: Favor de leer la nota al final del capitulo. Es solo una pequeña aclaración, disfruten :)

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"Ei-chan. ¡Ei-chan, despierta!" La mano de Ibe-san sobre su hombro lo sacude gentilmente, sacándolo de cualquier pequeña siesta que fue capaz de conseguir en el avión. Eiji parpadea lentamente y se endereza en su asiento, su cabeza se siente nublada. Ow... estuvo recostado sobre el reposabrazos y ahora su cuello duele...

"¿Mm?"

Su mente se encuentra tan difusa que está convencido que es tarde en la mañana y él sigue descansando en su casa; le toma un momento darse cuenta de la sonriente aeromoza parada en el pasillo. "¡Buenos días, cariño! Espero que hayas dormido bien. ¡Estaremos aterrizando en unas dos horas! ¿Qué puedo conseguirte para beber con tu desayuno?"

"Oh..." Eiji sacude la cabeza tratando de despejarla, y se recuerda severamente que está en un avión rumbo a América. El sol apenas se asoma por las ventanillas y él tiene que pensar en qué es lo que va beber. Uh... jugo. Jugo está bien. "¿Jugo de naranja?"

¿Qué MIERDA?

La voz en su cabeza, que no es la suya, lo sorprende tanto que jadea y golpea su rodilla contra el reposabrazos, causándole una explosión de dolor. "¡Ah-!"

"¡Ei-chan!" Ibe-san parece alarmado. "¿Estás bien?"

"Ah-sí, uh-rastros de un extraño sueño, quizás," logra decir Eiji, con los ojos bien abiertos, mientras se masajea la rodilla. Dios, es simplemente genial en arruinarse las piernas, ¿cierto? Ugh. La aeromoza-Denise, dice en su etiqueta-le entrega su jugo de naranja, y él da su mejor esfuerzo en sonreír. "Gracias. Y lo siento por asustarte, Ibe-san."

"Oh, está bien." Ibe-san le sonríe palmeando su hombro, y mira hacia la aeromoza. "¡Y un café para mí, por favor!"

"¡Un café caliente, de inmediato!" Denise toma alegremente un vaso desechable y una cafetera. ¿Cómo es posible que no esté muerta dentro de un vuelo tan largo-

De acuerdo, no, para. ¿Qué está pasando? ¿Por qué estás en mi cabeza?

Eiji niega. ¡Tú estás mi cabeza!

La presencia en su cabeza es íntimamente familiar, como si la conociera de toda la vida, a pesar de nunca haberla escuchado con anterioridad. Le toma un momento caer en cuenta que debe ser-debe ser su alma gemela. Siempre supo que no se encontraba en Japón, ya que nunca pudo sentir sus pensamientos, solo las simples olas de emociones gracias a la distancia. Pero nunca pensó que venir a América lo acercaría-

No, es mentira. Una parte de él esperaba, ansiosa y anhelante, conocerle. Pero la pateó dentro de una caja y la encerró en una profunda y oscura celda dentro de su mente; porque, después de que su fracaso de tobillo arruinara todos sus sueños y esperanzas de ir a las olimpiadas, se rehusó a permitirse tener esperanzas por cualquier otra cosa.

...Eres mi alma gemela, observa la voz en el otro extremo, aparentemente tan astuto como Eiji, a la vez que la aeromoza deja frente a él una bandeja con una, francamente, poco apetitosa comida. Es mucho más suave que antes-todavía un poco sorprendida, pero también gentil.

De repente Eiji se pregunta qué es lo que su alma gemela debe pensar de él, después de todos estos años. Nunca supo qué fue lo que la lastimó tanto durante toda su infancia, pero Dios que fue herida-siempre dio lo mejor de sí para consolarla, cada vez que se ponía peor, pero su alma gemela rara vez estuvo feliz después de esa mañana a los diez años. ¿Le tendrá rencor por tener una infancia mucho más feliz?

Una luz que nunca se apaga | Banana FishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora