Kurokro

Capítulo I - Jeany L'Rala

Una vez cerré los ojos me siento en una especie de limbo oscuro, un lugar donde no existe nada además de mi, donde el arriba o abajo decidido por mi perspectiva, donde la realidad había sido consumida por completo sin dejar rastro de nada, un lugar donde se había detenido el flujo del tiempo, las temperatura y el dolor, aunque se siente de alguna manera acogedor y agradable.

- Jeany... -

Como una especie de susurro escucho en medio de toda esa oscuridad la voz de un hombre llamándome por mi nombre, aunque era tan vaga y suave que simplemente hace que mis sentidos despierten de manera ligera.

- Oye Jeany... -

Nuevamente resuena esa voz, pero esta vez con un poco más de fuerza que la anterior, siento que se me hace conocida, pero está ligeramente distorsionada y perdida en el lugar, aunque esta vez me hace abrir los ojos, los cuales al momento de hacerlo puedo sentir con la luz del día comienza a inundar mi vista, todos mis sentidos se comienzan a conectar con mi cuerpo nuevamente, aunque, aún necesitan tiempo para volver a estar totalmente activos.

Cuando mi visión por fín logra estar lo suficientemente clara como para poder distinguir algo puedo ver a un chico frente a mí, chico al cual reconozco sin mucho problema, un amigo al cual conozco hace años y quien a sido mi compañero en innumerables travesuras, almuerzos, viajes y sin contar en las veces que me a ayudado a salir juntos de problemas bastante mayores que un simple castigo, además, no puedo negar su gran atractivo, un hombre alto de un aproximado a 190 centímetros, una tez ligeramente oscura, un cabello desordenado de color castaño oscuro y sus ojos marrones y profundos, sus cuerpo no es muy esbelto, de hecho es algo delgado, pero aun así su atractivo era notorio, yo no diría que es como para que fuese una sensación, pero e escuchado más de una vez entre las chicas hablar de él.

- Oh... d-disculpa... creo que me quede dormida de nuevo... ¿Qué hora es M'ciel? -

Pregunto un poco desorientada aún, a la vez que veo un poco alrededor notando que estaba en el bosque, estaba allí haciendo un pequeño encargo junto a M'ciel para conseguir algunas hierbas medicinales que necesitaba un anciano de la ciudad en la que ambos vivimos, aunque no recuerdo muy bien porque me quedé dormida, en lo que espero la respuesta de mi compañero me intentó levantar del suelo, aunque al hacerlo siento un fuerte dolor de cabeza el cual me obliga a colocar mi mano contra mi frente y presionar un poco a la vez que frunzo mi ceño.

- No lo se muy bien, no lo tengo demasiado claro, pero... ¿estas bien? te desmayaste de repente y te golpeaste la cabeza al caer-

Su cara preocupada y sus palabras fueron la más clara respuesta al porqué de mi dolor, aunque se me hace raro el hecho de mi desmayo, no es algo normal en mi, la verdad me incomoda un poco, siento un mal augurio de mi misma, aunque, tal vez lo mejor es ir a ver a un doctor luego de volver a la ciudad.

-No del todo... Tengo un jodido dolor de cabeza horrible, pero ignora eso ¿Conseguiste las hierbas?-

Realmente en este preciso momento me preocupa más el encargo que mi propia salud, tampoco soy una persona muy preocupada por mí misma, era más normal ver a mi familia o al mismo M'ciel recordándome tomar un medicamento o reclamando por descuidar los que me asignan.

-No, deje de lado el trabajo apenas te vi caer al suelo ¿Estás segura de que estás bien Jeany? la última vez tuviste que pasar una semana en cama, te conozco desde pequeña, ya no tienes 5 años, deberías cuidar más de ti misma, más aún siendo como eres-

Nuevamente un llamado de atención de su parte, ante el mismo solo me queda callarme y desviar la mirada a un lado, no me sirve de nada reprochar en este momento, además, si en algo tenía razón es en la parte de "siendo como eres", una chica enfermiza, no es muy raro que en temporadas fría o lluviosa termine encerrada en mi habitación para evitar que me dé un resfriado o en el peor de los casos, que me mate, en cualquier caso, el siempre tiene razón para estas cosas, lo cual realmente me hace sentir cierto grado de frustración, por lo cual, simplemente cierro los ojos y expreso mi frustración con un quejido, algo infantil, pero era lo único que tenía.