37. Harry's Scar

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LA CICATRIZ DE HARRY

La clase de Historia de la Magia de ese día había sido sumamente aburrida. Contempló por la ventana los terrenos intentando no dormirse.

Cuando por fin sonó la campana, se precipitaron hacia el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, y encontraron al profesor Moody que salía de allí. Parecía tan cansado como ellos. Se le caía el párpado de su ojo normal, lo que le daba a la cara una apariencia más asimétrica de lo habitual.

—¡Profesor Moody! —gritó Harry, mientras avanzaban hacia él entre la multitud.

—Hola, Potter —saludó Moody. Miró con su ojo mágico a un par de alumnos de primero, que aceleraron nerviosos; luego giró el ojo hacia el interior de la cabeza y los miró a través del cogote hasta que doblaron la esquina. Entonces les dijo—: Vengan.

Se hizo atrás para dejarlos entrar en el aula vacía, entró tras ellos cojeando y cerró la puerta.

—¿Lo encontró? —le preguntó Harry, sin preámbulos—. ¿Encontró al señor Crouch?

—No. —Moody fue hacia su mesa, se sentó, extendió su pata de palo con un ligero gemido y sacó la petaca.

—¿Utilizó el mapa? —inquirió Harry.

—Por supuesto —dijo Moody bebiendo un sorbo de la petaca—. Seguí tu ejemplo, Potter: lo llamé para que llegara hasta mí desde mi despacho. Pero Crouch no aparecía por ningún lado.

—¿Así que se desapareció? —preguntó Ron.

—Nadie se puede desaparecer de los terrenos del colegio —recitaron Annie y Hermione.

El ojo mágico de Moody tembló un poco al fijarse en Hermione y Annie.

—Ustedes valdrían para aurores, Grenger, Roberts.

Annie sonrió un poco.

—Bueno, no era invisible —observó Harry—, porque el mapa muestra también a los invisibles. Por lo tanto debió de abandonar los terrenos del colegio.

—Pero ¿por sus propios medios? —preguntó Hermione—. ¿O se lo llevó alguien?

—Sí, alguien podría haberlo montado en una escoba y habérselo llevado por los aires, ¿no? —se apresuró a decir Ron,

—No se puede descartar el secuestro —admitió Moody.

—Entonces, ¿cree que estará en algún lugar de Hogsmeade?

—Podría estar en cualquier sitio —respondió Moody moviendo la cabeza—. Lo único de lo que estamos seguros es de que no está aquí.

(...)

Aquella misma mañana, Sirius envió otra lechuza de respuesta. Bajó revoloteando hasta Harry al mismo tiempo que un cárabo se posaba delante de Hermione con un ejemplar de El Profeta en el pico. Ella agarró el periódico, echó un vistazo a las primeras páginas y dijo:

—¡Ja! ¡No se ha enterado de lo de Crouch!

Y se puso a leer con Ron, Annie y Harry lo que Sirius tenía que decir sobre los misteriosos sucesos ocurridos hacía ya dos noches.

¿A qué crees que juegas, Harry, dando paseos por el bosque con Viktor Krum? Quiero que me jures, a vuelta de lechuza, que no vas a salir de noche del castillo con ninguna otra persona. En Hogwarts hay alguien muy peligroso. Es evidente que querían impedir que Crouch viera a Dumbledore y probablemente tú te encontraste muy cerca de ellos y en la oscuridad: podrían haberte matado. 

Annie y el Cáliz de FuegoWhere stories live. Discover now