Capitulo 1: El inicio de un mal presagió

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" Señorita Trisha Suárez te escribo este email para informarte que su abuela Rosana Ortiz acaba de fallecer, en su información de contacto solo encontramos este email, por lo que le escribo esto para informarle que el próximo jueves 22 de abril a las 16:45 en la casa de su abuela procederemos a leer el testamento en el que necesitamos que se encuentre presente. Asegúrese de venir con la mayor puntualidad posible.

Art: Ramón Ortiz."



Solo os puedo decir que en este momento mi mandíbula casi toca el suelo si no lo está tocando ya, el último recuerdo que tengo de ella fue despidiéndome cuando mis padres la dejaron para venirse a trabajar a Nueva York, recuerdo a mi madre diciéndole a mi padre que la abuela estaba loca que después de poner mar de por medio entre nosotros y ella se sentiría mas tranquila, luego mis pensamientos empiezan a divagar una vez más al suceso del año pasado en el que perdí a mis padres en un accidente de coche.

Sigo mirando la pantalla del ordenador para ver si es algún tipo de broma o algo así, puesto que mi padre no era su único hijo y no teníamos una relación muy cercana, mi padre decía que lo habían desheredado por lo que suponía que a mí también.

Busco un billete avión para irme a Madrid desde Nueva York y luego uno de autobús para ir a Los Olmos, ¿te suena? A que no, es un pueblo con 1.000 habitantes perdido en medio de unas montañas en Asturias, lo bueno que tiene sus propios negocios, lo malo solo va un autobús al mes... ¡Yuju! Nótese la ironía.

Trato de dejar todo resuelto para el próximo mes que voy a estar en España dejo mi negocio de tatuajes en manos de Kathia, mi mejor amiga, una loca que llevo aguantando desde los 8 años y ahora tenemos 25, mi estudio de tatuajes tiene 8 empleados bajo mi mando contando con ella.

Cuando acabo de ordenar todo ya llego la noche, en la entrada d mi casa se ve una maleta de tamaño mediano con mis cosas, en mi cuarto dejo preparada la ropa para el día siguiente.

A la mañana siguiente, no voy a decir que me despierto con La Luz del sol y todas esas polladas que lees por ahí, me despierto con la alarma de mi móvil y miro cuál de las 5 alarmas es.

-¡Mierda, voy tarde!

Como no, jodida vida, me pongo la ropa que deje preparada y agarro el móvil, mi bolso y la maleta y corro a mi coche para irme al aeropuerto. Una vez ya en el aeropuerto busco desesperadamente la puerta de embarque y cuando por fin la veo voy dando saltos de felicidad porque aún tengo gente delante.

Dentro del avión ya me relajo y me cambio los tacones por unos playeros para ir más cómoda en el vuelo.

***Horas más tarde***

[Bienvenidos a Los Olmos]

Cuando por fin llego a la parada del autobús lo primero que ocurre es que una de las ruedas de mi maleta se parte.

-¡¿Qué cojones?!

Empezamos con buen pie. Me pongo a buscar en el navegador del móvil el número de algún taxi en esta zona, pero adivinen que, no sale nada.

Saco de mi maleta un par de tiritas pongo en la maleta para sostener la ruede pero tampoco ayudan mucho.

Después de quince minutos veo un taxi pasar y gracias a dios paró, le dio las indicaciones de la casa de mi abuela. Me dedico a ver el paisaje asta que salimos a una parte apartada, me puse nerviosa asta que empecé a ver una casa que me sonaba, había tenido algunas reformas como un muro rodeando la casa con una gran reja en la entrada, la casa había sido ensanchada y sumada una planta, cuando estamos donde la verja un hombre vestido de negro, que me hace recordar a Men un Black, se acerca a mi ventana picándola para que la bajase.

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