Capitulo 1: ¡Hola Caracola!

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Estiré el brazo y lo golpeé.

- Te gané.

Dos minutos faltaban para que la alarma sonara con su estridente sonido de sirena, que sí, yo misma lo había puesto. Rodeé sobre la cama, cayendo aún más enredada con las sábanas. Lo mejor de las mañanas era quedar así: enrollada como un burrito.

Hum... burrito...

Mientras volvía a caer en el sueño, diversas imágenes aparecían por mi mente. Era mi antigua casa, aquella con el cerramiento de piedra y pisos rechinantes de madera. Pisos a los que mi madre le encantaba limpiar hasta hacerlos relucir...

Me levanté olvidando el sueño.

Mi pijama de Scooby cayó al suelo y caminé en ropa interior hacia mi baño. Una de las ventajas de vivir sola era tener esta libertad. Si no quería vestirme ¡No lo hacía! Si quería comer cereal para cenar ¡No había problema!

Me llevaba bien con mi soledad. Era una persona independiente, demasiado incluso.

Me preparé rápidamente, siguiendo mi rutina de todos los días. Era martes y hoy tocaba ir a la universidad. La idea de faltar brillaba en mi cabeza pero ¡No podía! Desgraciadamente hoy había una reunión de los estudiantes y los maestros para organizar un trabajo o algo así, la verdad es que no me interesaba.

Recogí mi cabello y vi mi reflejo en el espejo del baño.

El reflejo de la joven de 21 años no coincidía con la persona que yo era. El reflejo mostraba una joven feliz, vivaz, extrovertida, segura de sí, independiente; sin embargo, yo no era nada de eso. ¿Joven? Bueno sí, pero me sentía de 35, ¿Feliz? Quizás... ¿Vivaz? ¡Puff! Soy una caída de la hamaca ¿Segura de sí? Claro que no ¿Independiente? ¡Eso sí! Pero aquello podría salírseme de las manos y volverme una chica aislada.

Mi celular sonó desde algún lugar de mi cuarto haciendo que olvidara a la joven vivaz del espejo. Era un mensaje de Kitana, mi mejor amiga en toda la galaxia, en su mensaje decía que ya estaba fuera de mi departamento.

El señor Marcus, padre de Kitana, le había regalado un hermoso carro blanco para su cumpleaños. Recuerdo el grito de alegría que pegué aquel día ¡Cómo si el regalo hubiera sido para mí!

Y desde entonces Kitana me lleva a la universidad o a mi trabajo en algunas ocasiones.

Cargué mi bolso con la laptop, me coloqué un abrigo de viejita y con llaves en mano, salí al nublado día que me esperaba.

- ¡Hola caracola! – Grité en cuanto la ví.

- ¡Qué onda loca!

Kitana era una chica encantadora. Con cabello castaño y ondulado, su cara redonda adornada con redondos ojos oscuros.

- Amiga mía ¡Hoy es un día interesante! – Dijo mientras arrancaba.

- ¿Ah sí? ¿Y por qué estas de negro Kitana?

Hoy vestía todo de negro, jeans, abrigo y blusa del color negro. Su forma de vestir variaba mucho, Kitana vestía basándose en un color o en un estereotipo. Un día podía vestir todo de color rojo y al día siguiente aparecer con un look de hippie. Era divertido ver cómo se las arreglaba para lograr un look con su ropa.

- Quise estar a lo emo – Rió – Pero lo interesante de hoy es la reunión que tendremos con Barner ¡Tendremos un viaje fuera de la U! ¿A qué no es divertido salir por fin de esa aula?

- Sí, la verdad es que sí.

Kitana y yo estudiamos ingeniería industrial en la universidad del Estado. Es una coincidencia que tu mejor amiga del colegio estudie la misma carrera en la misma universidad ¡El sueño de toda mujer! Pero es que desde que éramos unas pubertas con acné y brackets, nos enfocamos en jamás separarnos y continuar con nuestra loca y envidiable amistad.

Entre besos & disparosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora