-Katsuki Bakugo.

Los tres chicos se pusieron pálidos al escuchar eso.

-Tendremos que enviar a todos los estudiantes a casa mañana. Éste es el fin de Hogwarts.

En ese momento apareció otra persona por el pasillo. Yu parecía tener un día tranquilo, y se acercaba con parsimonia hacia el resto del profesorado.

-¿Qué me he perdido?

-Profesora Takeyama.- La saludó Aizawa.- Ha llegado su momento de brillar. El monstruo ha secuestrado a un estudiante. ¿No decías anoche que sabías dónde estaba la entrada a la Cámara de los Secretos?

-Eso es genial. Lo dejaremos todo en tus manos, Yu.

Yu parecía que se iba a desmayar en cualquier momento. Intentó negarse, pero con todos los profesores delante no pudo sino aceptar el encargo que le hizo Kayama.

-Mu-muy bien -dijo-. Estaré en mi despacho, preparándome.

Se fue de allí muy rápido, y después el resto de profesores se dispersaron, dejando a los tres chicos conmocionados allí.

Se fue de allí muy rápido, y después el resto de profesores se dispersaron, dejando a los tres chicos conmocionados allí

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La Sala Común nunca había estado tan lúgubre. Ya todos sabían lo que había pasado con Katsuki, pero nadie se atrevía a ir hacia su familia y decirles algo. Touya y Natsuo estaban sentados en el suelo callados y sin moverse, mientras Denki era consolado por Mina, que ya tenía la túnica llena de lágrimas y mocos de su amigo.

-Seguro que sabía algo.- Dijo Denki mientras hipaba.- Por eso se lo han llevado. Es de sangre limpia, no puede haber otra razón.

-Lo mismo no está muerto. La profesora Yu iba a ir a por él, podemos decirle lo que sabemos.

-Buena idea Mina, iremos ahora mismo.

Los tres se levantaron y corrieron hacia el despacho de la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras. Al acercarse escucharon ruidos de muebles moviéndose, cosa que les extrañó.

Entraron y se encontraron con la mujer recogiendo sus cosas. Al verlos allí parados se detuvo de inmediato y los miró con una sonrisa nerviosa.

-¡Ah...! Kirishima, Kaminari, Ashido... En este momento estaba muy ocupada.

-Profesora, tenemos información para usted.

-Ah... bueno...

-¿Se va a algún lado? -preguntó Mina.

-Esto... Sí. Una llamada urgente, tengo que marcharme de inmediato.

-¿Y mi primo?

-Bueno, en cuanto a eso... Nadie lo lamenta más que yo.

-¡Usted es la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras! ¡No puede irse ahora!

-Bueno, he de decir que cuando acepté el empleo no constaba nada en el contrato.

-¿Quiere decir que va a salir corriendo? ¿Después de todo lo que cuenta en sus libros?

-Los libros pueden ser malinterpretados.

-¡Usted los ha escrito!

-Muchacho, usa el sentido común. No habría vendido mis libros ni la mitad de bien si la gente no se hubiera creído que yo hice todas esas cosas.

-¿Así que usted se ha estado llevando la gloria de lo que ha hecho otra gente?

-No es tan simple. Tuve que hacer un gran trabajo. Encontrar a esas personas, preguntarles cómo lo hicieron exactamente y usar en ellas un hechizo desmemorizante. Si quieres ser famoso, tienes que estar dispuesto a mancharte las manos.

Yu sacó su varita y apuntó a Eijirou. Iba a pronunciar el hechizo, pero Mina fue más rápida y la desarmó. La varita voló hacia Denki, que la partió en dos.

-Ahora,- Mina acercó su propia varita a la cara de la profesora.- Usted vendrá con nosotros a la Cámara. Y más le vale no negarse.

La mujer se quedó quieta, y miró a Denki y Eijurou, que con la mirada le decían que no convenía que la desobedeciese.

Salieron del despacho y fueron al baño del segundo piso. Una vez entraron vieron a Tsuyu sentada en la vidriera del techo.

-¿Qué necesitáis chicos?

Los tres se miraron entre ellos, hasta que Eijirou se armó de valor y le preguntó:

-¿Cómo... Moriste?

-Bueno, fue en el primer lavabo. Unos chicos se metieron conmigo y yo vine aquí a llorar. Me sentía fatal y no quería ver a nadie. Al poco tiempo, escuché un ruido. Salí enfadada a decirle a quien sea que se largase... Y entonces morí.

-¿Y no viste a nadie?

-Lo único que vi fueron unos ojos amarillos... Allí.- Señaló con un dedo hacia los lavabos.

Eijirou y Denki se acercaron mientras Mina seguía vigilando a Yu. Examinaron cada centímetro de su superficie, entonces Denki lo vio: había una pequeña serpiente grabada en un lado de uno de los grifos.

-Eijirou, di algo en lengua pársel.

El chico se concentró en el pequeño dibujo en relieve, y pronunció unas palabras. Se giró hacia Denki y éste asintió. A los segundos los lavabos comenzaron a moverse, y los dos chicos tuvieron que retroceder. El lavabo con el grifo de la serpiente se hundió dando paso a un gran hueco que descendía en vertical.

-Bueno, creo que no os hago falta.-dijo Yu.- Así que me iré ahora...

Antes de que pudiese moverse, Mina la apuntó aún más de cerca con su varita, y le dirigió una mirada que dejó congelada a la profesora.

-Usted primero.

Y tras decir eso la empujó tirándola por el hueco que habían dejado los lavabos. Oyeron sus gritos durante unos segundos y después se hizo el silencio.

-¿Creéis que está bien?

-¿Y eso qué importa?

Justo en ese momento, se escucharon protestas abajo, y los tres supieron que su profesora se encontraba perfectamente bien.

-De acuerdo; bajará Denki, luego Mina y después yo.

Eijirou esperó a que sus dos amigos bajaran, y cuando iba a hacer lo mismo, Tsuyu le detuvo.

-Ten cuidado, la criatura es letal.

-Lo tendré.- Le sonrió a la chica y se sumergió en la oscuridad.

Eijirou Kirishima y la cámara de los secretosWhere stories live. Discover now