Capítulo Único

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Yuuri no está convencido de que sea una buena idea. No está de acuerdo tampoco con la ropa que debe usar —aunque, si son "simplemente colores" como él dice, ¿por qué molestarse en elegir algo concreto?—. Murata ha insistido hasta el cansancio con lo mucho que desea asistir a esa maldita convención y él ha tenido que ceder porque no quiere ir solo a la que será dentro de un mes. Así que es de este modo en que se encuentra a sí mismo delante del salón donde se llevará a cabo el evento. Enfundado en un uniforme que, "según tiene entendido", pertenece a una de las escuelas de magia y hechicería más importantes del mundo a la par que en su túnica se exhiben los distintos colores de la casa de los valientes. Shibuya habría discutido un poco más sobre lo estúpido que era "ahorrarse la entrada" a través del evidente gasto que suponía comprar la ropa sino fuese porque su madre estuvo envuelta en la conversación.

Lo único claro es que MuraKen sabía elegir perfectamente sus batallas.

Chicos y chicas de distintas edades pasaron alrededor suyo para adentrarse al evento. Él se mantuvo esperando en el sitio un poco más. Se suponía que su mejor amigo debería alcanzarle allí pronto. Tan enfrascado estaba en su móvil —creyendo que Murata enviaría un mensaje, por lo menos, en caso de retrasarse—, que no notó el revuelo sino hasta que fue demasiado tarde. Los empujones le dejaron casi por el suelo, y cuando levantó la mirada para ver qué es lo que estaba siendo rodeado por el gentío solo alcanzó a divisar una cabeza de cabellos grisáseos. Shibuya escuchó los gritos generalizados ante la visión, y risas nerviosas acompañaron ruidos extraños. Un rincón de su mente continuaba cuestionándose si un anciano realmente podría atraer toda esa atención, y fue así que Murata le halló.

—Hey~~, Shibuya...

El llamado le saca de sus pensamientos, y tan pronto como su atención se aparta del cúmulo de gente, un par de ojos brillantes se cruzan con su silueta. La inusual belleza captura los ojos verdecinos sin esfuerzo, sin embargo, el modelo es atraído pronto por su representante ni bien transcurren pocos segundos. El hombre le guía en dirección opuesta. Su trabajo le exige desviarse de lo que atrae su mirada, lamentablemente.

—¿Listo para la convención?—cuestiona interesado el de lentes.

Tras sentir la pesada mirada sobre sí, Yuuri regresa en búsqueda de explicaciones, sin embargo, no encuentra nada a sus espaldas. Camina a la par del otro mientras contesta en voz baja:

No puedo esperar...

Como es habitual, el tono poco amigable no logra que Murata pierda la sonrisa. Mejora su humor, en realidad. Se plantea advertirle qué harán realmente una vez pasen al interior del Centro de Convenciones, pero decide que su reacción sincera a las horas en fila que les aguardan es mucho mejor recompensa.

Yuuri descubre muy tarde el por qué Murata continuaba riéndose a su costa durante el trayecto hasta su destino.

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La última persona de la primera fila abandona el panel a la vez que el menor del trío relaja de manera notoria su postura. Adora a sus fans, y resulta siempre placentero para él retribuir el apoyo que le brindan, sin embargo, cuando las empresas organizan este tipo de eventos odia no posee mayor opinión al respecto. Las restricciones evidentes a su libertad deberían ser algo a lo que está acostumbrado.

—Todavía no lo entiendo...—comienza el rubio, su ceño ligeramente fruncido forma parte ya de la marca personal— ¿Por qué soy el único de Beauxbatons?

OS. Centro de Convenciones (KKM!)Where stories live. Discover now