ARYA (1)

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Un niño se abría paso ente el mar de norteños que se apresuraba a observar con estoicismo a los soldados que llegaban a Winterfell. Con superioridad, y camuflando la creciente sonrisa en la comisura de sus labios, Arya le dirigió una mirada gélida al pequeño cuando este asomó su rostro mancillado de lodo entre los congregados, para ver la interminable fila de Inmaculados que la Reina Dragón traía con ella. No bastándole con observar el panorama desde tan reducido espacio, el niño salió de entre la multitud, y escaló las ramas de un árbol para obtener una mejor vista de los extranjeros que marchaban a un compás casi musical.

—¡Baja de ahí, Greg! —le requirió la mujer que parecía ser su madre—. ¡Baja en este mismo momento, te estoy diciendo! —gritó tomándolo de la mano con una temerosa mirada que se arreciaba cada vez que los pasos firmes y precisos de los soldados resonaban en el suelo, cubierto de nieve y barro helado.

Arya Stark se vio a sí misma reflejada en aquel niño y recordó el severo rostro de su padre, años atrás, cuando el Rey Robert Baratheon pidió su ayuda y lo hizo ir al Sur como su Mano. Su nostalgia se perdió en ese momento y todos los recuerdos que llenaron su cabeza fueron los de su padre siendo decapitado en frente al Septón Baelor entre los gritos deseosos de sangre de la gente de King's Landing; el descubrimiento del cadáver degollado de su madre al lado del río y el cuerpo de su hermano Robb cercenado y profanado con la cabeza de su huargo en La Boda Roja.

Sintió su espíritu quebrarse entre aquellos recuerdos y, en el fondo, Arya sabía que la nueva llegada de un soberano que venía a pedir la ayuda de los norteños, no traería nada bueno para su familia: los últimos de los Starks.

—¿Esa es la Targaryen? —la pregunta entre los pueblerinos a su alrededor provocó que Arya volviera a su realidad.

—Es solo una niña —susurró una de las mujeres a su lado—. Decían que tenía dientes afilados y que había dado a luz a tres dragones del tamaño de una montaña. Ella es solo una mujer, como cualquier otra...

—No te dejes engañar por su apariencia. Ella es la hija de Aerys. Es una maldita Targaryen loca que nos llevará a la ruina a todos, justo como sus putos antepasados —le corrigió rápidamente un hombre, con un tono nada afable, que escupió en el suelo tan pronto mencionó el nombre del Rey Loco.

—Al Rey en el Norte no parece importarle mandarnos a todos a la mierda por esa Targaryen —murmuró un muchacho detrás de Arya, y ante la sola insinuación contra su hermano, la joven de cabello negro y ojos rasgados se volteó hacia el chico y le dirigió la más letal de las miradas mientras colocaba su mano en Needle.

De no haber sido por el anuncio de la Mano del Rey en el Norte de la entrada de Jon Snow y la Reina Dragón en Winterfell, Arya hubiera escuchado sin problemas como el chico se cagaba en sus pantalones por el terror que le infundó su mirar.

La hija menor de Cat y Ned levantó la vista y, efectivamente, sobre una magnífica yegua blanca encontró a una joven de largas y trenzadas cabelleras plateadas que enmarcaban su pálido rostro de ojos violetas. A su lado, Jon Snow lucía como el auténtico Rey que su hermana Sansa le había dicho que era. Hacía más de seis años que Arya no veía a su hermano y en muchas formas, en él veía a su padre, Ned. En cada uno de sus rasgos; en su cabellera negra y enrolada, tan representativa de los Stark; en la tristeza que sus grises ojos reflejaban por la carga de tomar vidas humanas; en las heridas en su rostro como consecuencia de guerras pasadas.

Jon pasó frente a Arya sin siquiera notarla, y es que estaba tan perdido en los ojos de la Reina Targaryen que no se percataba, incluso, ni de las recias miradas de sus hombres al acceder doblegarse y entregarle el Norte a una extranjera. Para ellos, Jon se había ido de Winterfell como un Rey y había regresado como un vasallo más de la hija del hombre que asesinó a sangre fría a su tío y a su abuelo. Había traicionado los ideales de independencia de los estandartes que lo nombraron Rey en el Norte y de los soldados que dieron su vida para recuperar la ciudadela de los traidores Bolton.

The Last War [Game of Thrones Season 8]Where stories live. Discover now