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Durante todos esos años de novios, Doyoung, había soportado todos los golpes que su novio Johnny le daba.

Cada año con él era lo mismo, todos los malditos días.
Doyoung siempre llegaba de trabajar mientras que Johnny lo esperaba en el departamento que habían rentado para mantener su nido de amor, mucho antes de todos esos golpes, ellos habían pensado casarse, pero todo se tornó diferente a lo que los dos habían esperado. De repente Johnny llegaba embriagado del trabajo repleto de marcas de labial en sus labios, cuello y mejillas, cosa que no le gustaba a Doyoung claramente, y de ahí comenzó la pesadilla, Doyoung le decía que dejará de beber, le decía que era un vicio que tenía cura, pero éste sólo se negaba a hacerle caso y lo golpeaba dejándole moretones, rasguños, y marcas en todo su cuerpo.

Pero todo eso cambio, una noche sin nada más que decir Doyoung abandonó el departamento dejándole una nota a Johnny:

❝Perdón por hacer esto, por dejarte sin nada que decir, te amo pero sé que no cambiarás tu modo de vivir. Me eh cansado de todos tus golpes, besos forzados eh incluso de tu olor tan fuerte a alcohol. Esto se acabó Johnny, ya no más, te ama Doyoung.❞

A pesar de su amor tan grande que sentía por él, decidió marcharse puesto que ya no podría seguir soportando todo eso.

Viajó a Sídney y al llegar ahí había varios departamentos, así que él decidió rentar uno que quedará cercas de la playa.

Su departamento tenía todo lo que le gustaba, un balcón con la vista hacía la playa con un barandal de hierro forjado, elegante, claro; todo lo que siempre quiso.
Además tenía una ventana enorme con cortinas doradas de lino con la vista hacia uno de los departamentos del otro hotel, quién también poseía con una ventana igual. Ya hacía dos años desde que había llegado a Sídney así que se consiguió un trabajo en un restaurante en dónde prácticamente todos los turistas venían y disfrutaban de los platillos que tenían.

Jung Yoon Oh, quién era un turista había llegado hace dos días por lo que fue a comer a ése restaurante. Llegó, y lo primero que vió fue a ese mesero pelinegro con una hermosa sonrisa.
Se sentó en una de las sillas que estaban en una mesa y esperó a que sea atendido mientras veía el menú.
Pasaron unos cinco minutos y un mesero fue a la mesa en dónde estaba Yoon Oh esperando a ser atendido.

—Buenas tardes, ¿Qué le puedo servir? —dijo el mesero amablemente.

—¿Eh? Disculpa te puedes ir, necesito que me atienda el otro mesero de allá—parecía que no le importara lo raro que se escuchaba al decir eso.

—De acuerdo —el mesero se fué confundido y llamó a Doyoung a que atendiera esa mesa.

Cabe de aclarar que estaba ocupado atendiendo otra mesa.

—¿Por qué no vas tú?  —se molestó mientras cargaba con unos platillos para entregar.

—No es por mí, es por él, quiere que vayas tú personalmente a atenderlo, tal vez te pida que le hagas unos "trabajitos" —rió y por lo tanto recibió un pellizco de Doyoung.

Doyoung fue a esa mesa fingiendo una sonrisa pues ya estaba un poco cansado de estar viendo tanta gente y a veces gente que ni siquiera hablaba su mismo idioma por lo que trataba de decifrar lo que le trataban de decir.

—Buenas tardes, ¿Qué le puedo servir? —sonrió.

—Vaya, ¿Acaso todos los meseros dicen eso?  Pareciera que todos ustedes utilizan grabadoras y hacen como si estuvieran hablando —rió sarcásticamente.

—¿A qué se refiere joven? —Doyoung fingió una sonrisa.

—Es que el otro muchacho también me dijo la misma frase "Buenas tardes, ¿Qué le puedo servir?" —vaya que Doyoung no le hallaba la gracia a todo eso —Bien dame esté platillo, se ve delicioso —recalcó la palabra delicioso viendo a los ojos al pelinegro quién sentía lo extraño que era ése tipo.

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⏰ Terakhir diperbarui: Aug 03, 2019 ⏰

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