25. Theo and Hermione

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—Ya somos dos... —murmuró Annie.

Hermione y Theo decidieron ir a Honeydukes mientras ella y Harry iban a las tres escobas.

—Harry... quítate la capa sólo un ratito. Nadie te va a molestar —pidió Annie. Todos se le quedaban viendo ya que parecía que hablaba sola.

—¿No? —replicó Harry—. Vuélvete.

Rita Skeeter y su amigo fotógrafo acababan de salir de la taberna Las Tres Escobas. Pasaron al lado de Annie sin mirarla, hablando en voz baja.

—Deben de estar alojados en el pueblo. Apuesto a que han venido para presenciar la primera prueba.

Annie suspiró.— De acuerdo. Vayamos a las Tres Escobas.

La taberna Las Tres Escobas estaba abarrotada de gente, en especial de alumnos de Hogwarts que disfrutaban de su tarde libre, pero también de una variedad de magos que difícilmente se veían en otro lugar.

Annie fue a pedir las bebidas mientras Harry se iba a una mesa libre.

Una vez que se las dieron, caminó a la mesa y le pasó el tarro a Harry por debajo de la capa.

—Creo que parezco un poco boba, sentada aquí sola —susurró ella—. Menos mal que he traído algo que hacer.

Sacó sus materiales de dibujo. En ese momento estaba haciendo a Maya y Hedwig.

—Te está quedando lindo —comentó Harry observándola. La capa le daba una ventaja, podía ver a la chica sin sentirse apenado de que ella lo viera.

—Gracias —respondió con la punta de la lengua entre sus dientes, signo de concentración.

Annie levantó la vista después de un rato.

—¡Mira, es Hagrid!

De entre la multitud se destacaba la parte de atrás de su enorme cabeza llena de greñas mientras hablaba con Moody.

Annie no se había dado cuenta que habían ido hacia ellos hasta que estuvieron a su lado.

—¿Todo bien, Annie? —preguntó Hagrid inclinándose como para observar el dibujo

—Hola — respondió Annie sonriendo.

Moody se acercó a la mesa cojeando y se inclinó al llegar.

—Bonita capa, Potter.

Annie se sorprendió.

—¿Su ojo es capaz de... quiero decir, es usted capaz de...? —trató de decir el pelinegro.

—Sí, mi ojo ve a través de las capas invisibles —contestó Moody en voz baja—. Es una cualidad que me ha sido muy útil en varias ocasiones, te lo aseguro.

—Harry, ven a verme a la cabaña esta noche. Ponte la capa —susurró Hagrid y luego, incorporándose, añadió en voz alta—: Me alegro de verte, Annie. —Guiñó un ojo, y se fue. Moody lo siguió.

—¿Para qué querrá que vaya a verlo esta noche? —dijo Harry, muy sorprendido.

—No lo sé... pero recuerda la cita con Sirius —apuntó Annie.

(...)

Annie le había deseado suerte a Harry antes de que saliera por el hueco del retrato. La castaña se había quedado en la sala común, pues esa tarde había comido muchos chocolates y se le había quitado el sueño.

Leía un poco para matar el tiempo además que hace mucho no leía y se moría por hacerlo.

Escuchó un ruido y levantó la vista. Encontró a Harry quitándose la capa.

Annie y el Cáliz de FuegoWhere stories live. Discover now