—Mejor cállate, sangre sucia —ladró la Slytherin.

Ron estaba apoyado contra el muro con Dean y Seamus. No se rió, pero tampoco defendió a Harry.

—¿Quieres una, Granger? —le dijo Malfoy, ofreciéndosela—. Tengo montones. Pero con la condición de que no me toques la mano. Me la acabo de lavar y no quiero que una sangre sucia me la manche.

Annie sacó rápidamente su varita a la par de Malfoy y Harry.

Todos los que estaban alrededor se apartaron y retrocedieron hacia el corredor.

—¡Harry!, ¡Annie! —les advirtió Hermione.

—¡Furnunculus! —gritó Harry. 

—¡Densaugeo! —gritó Malfoy.

—¡Protego! —gritó Annie. Los hechizos chocaron y rebotaron. La castaña lo había conjurado por precaución.

El conjuro de Harry le dio a Goyle en la cara, y el de Malfoy a Hermione. Goyle chilló y se llevó las manos a la nariz, donde le brotaban en aquel momento unos forúnculos grandes y feos. Hermione se tapaba la boca con gemidos de pavor

—¡Hermione! —gritaron Annie, Theo y Ron acercándose a ella.

—Herms, ¿qué paso? —preguntó Annie alarmada retirándole la mano de la boca. Annie jadeó al ver lo que pasaba. Los dos incisivos superiores de Hermione, que ya de por si eran más grandes de lo normal, crecían a una velocidad alarmante. Se parecía más y más a un castor conforme los dientes alargados pasaban el labio inferior hacia la barbilla.

—¿A qué viene todo este ruido? —dijo una voz baja y apagada.

Acababa de llegar Snape. Los de Slytherin se explicaban a gritos. Snape apuntó a Malfoy con un largo dedo amarillo y le dijo:

—Explícalo tú.

—Potter me atacó, señor...

—¡Nos atacamos el uno al otro al mismo tiempo! —gritó Harry.

—... y le dio a Goyle. Mire...

Snape examinó a Goyle, cuya cara no hubiera estado fuera de lugar en un libro de setas venenosas.

—Ve a la enfermería, Goyle —indicó Snape con calma.

—¡Malfoy le dio a Hermione! —dijo Ron—. ¡Mire!

Obligó a Hermione a que le enseñara los dientes a Snape, porque ella hacía todo lo posible para taparlos con las manos, cosa bastante dificil dado que ya le pasaban del cuello de la camisa.

Snape miró a Hermione fríamente y luego dijo:

—No veo ninguna diferencia.

Hermione profirió un gemido y se le empañaron los ojos. Dando media vuelta, echó a correr por el corredor hasta perderse de vista.

Annie le dio su mejor mirada de odio a Snape y se dio la vuelta para seguir a Hermione.

—Si da un paso más, Roberts, tendrá un castigo —Annie se detuvo. Observó por arriba de su hombro a Parkinson, Malfoy, Snape y Ron. Volvió la vista al frente y siguió su camino a la enfermería.

Cuando llegó, observó a Hermione siendo atendida por Madame Pomfrey ayudándola a achicar sus dientes, dándose cuenta de un detalle.

—¿No se enojarán tus padres? —preguntó Annie. La castaña había estado ahí cuando Hermione había reducido sus dientes un poco más de lo que los tenia antes.

—Tal vez, pero así no tendré que usar todos esos aparatos —se encogió de hombros.

(...)

Annie y el Cáliz de FuegoWhere stories live. Discover now