Candice White, una dulce joven de cabellos rubios rizados, ojos grandes de color verde esmeralda, estatura promedio y un cuerpo envidiable, a sus 23 años de edad era dueña de una galería de arte la cual usaba como fachada de sus ingresos, pero cuand...
–Él está bien. —Tú consigue lo que quiero y punto.
Candy no pudo decir ni pedir nada más, el desgraciado había cortado la llamada.
En ese momento, la rubia supo hasta dónde podía llegar la avaricia de una persona que podía tenerlo todo pero que no se conformaba con ello, sino que deseaba lo prohibido sobre todas las cosas....
El GPS parpadeó justo un segundo antes de que aquel tipo colgara. —Tenían a Terry en un vehículo que estaba saliendo de New York hacia un destino desconocido. —Era hora de trabajar y desde luego iba a intentar por todos los medios no perder nada de lo que quería y que con tanto esfuerzo le había costado conseguir, y eso incluía a Terry, a su amado Picasso.
Había que actuar rápido, Stair le había recomendado sacar la batería del teléfono y la tarjeta, así lo hizo y guardó todas las piezas por separado dentro del bolso, ambos sabían que si había algún dispositivo de localización parecido al de ella, en aquel movil no funcionaría.
–A la oficina central de correos –ordenó al conductor del primer taxi que detuvo; abrió de nuevo la laptop y vio como el punto rojo al que seguía desde hacía rato, ya se había detenido en algún lugar de las afueras de New York entre la carretera que llevaba a......
¡Bingo!...—Ya sabía dónde tenían retenido a su policia. —Ahora había que llegar hasta aquel lugar y sabia como hacerlo.
En cuanto llegó al edificio de correos, se dirigió a la zona de apartados postales y sin dudar fue directa a su buzón.. Sacó una llave del bolso y abrió la puertecita. No necesitaba muchas cosas, solo una llave y algo de dinero en efectivo, lo tomó y salió igual de discreta..
Subió al taxi nuevamente quien la llevó a la dirección que ella le indicó..—Toda precaución era poca, por lo que se había bajado del taxi un par de calles antes.
Llegó el garaje el cual estaba en perfecto estado en un barrio muy discreto de New York . —Había comprado un viejo almacén que era lo suficientemente grande para una docena de vehículos y algunas cosas más..Entró con tranquilidad mirando a ambos lados de la vía a la que había llegado caminando..Cerró la puerta a sus espaldas presionó el interruptor de la luz, rápidamente se encendieron unas lámparas fluorescentes en el techo y la oscuridad dio paso a una estancia bien iluminada, limpia y con un par de coches todo terreno estacionados, una Yamaha Fz1 y una Honda CBR 1000 de color negro mate.
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