Gritaré al viento, que te amo

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Hola, es la primera vez que publico en este espacio, esta historia corta que consta de 5 partes es una obra de una excelente escritora que lamentablemente ya no se encuentra con nosotros, su verdadero nombre no lo sé solo se su nick: HILANDERA. Me encantan sus obras y no quiero que se pierdan y obviamente quiero que todos las conozcan. Pronto publicaré más obras de ella. 

Un tributo a Hilandera :)

                                                                       CAPÍTULO 1

 Theo puso la mano en su cara para evitar que el reflejo del sol le diera de frente al dejar la cabina de jumbo X20, de la aerolínea Pan América, que llegaba a tiempo desde la ciudad de Denver Colorado, hasta los Cabos, Baja California. Para ser un hombre que rayaba los 43 años, se encontraba en excelente forma y con su 1.94, la magra musculatura se marcaba en la camiseta de algodón, que afortunadamente llevará ese día, debajo del suéter. Se acomodó los lentes oscuros cubriendo así sus claros ojos caoba, que hacían juego con su cabello, que ya mostraba algunas canas. Se cruzó el estuche de su cámara, mientras escuchaba como las aeromozas continuaban agradeciendo a los viajeros por su viaje.

-Cariño…-¿podríamos bajar? Estamos estorbando…-le sonrío un hombre detrás suyo y puso su mano en su hombro, donde hizo una ligera presión a Theo para que descendiera por las escaleras.

-Si, estoy amarrándome el suéter, dame unos segundos…-le dijo a Michael, quien rodó los ojos y esperó con calma hasta que empezaron a bajar por fin.

Ambos hombres caminaron junto con el resto de pasajeros hacia la aduana, sin comentar nada, solo dejándose llevar por la fila de personas que se guarecían rápidamente en el edificio.

-¿Algo más que declarar, Mr. Audley?...-preguntó el agente aduanal, al mismo tiempo que miraba al hombre que tenia enfrente de si, al que le calculaba no más de 30 años, quien tenia una mirada serena, enmarcando una fina cara, con unos ojos claros que brillaban sin malicia detrás de unos espejuelos pequeños, mientras su cenizo cabello estaba recién recortado.

-Solo los electrónicos que están marcados en la forma…-le indicó Michael mientras buscaba con la vista a Theo, el que ya había sorteado las diligencias de migración y lo estaba esperando para ir a recoger las maletas mientras agitaba con desespero un periódico en su cara para contrarrestar el sofocante clima.

Michael sonrió, era obvio que a Theo el calor lo abochornaba, pero estaba seguro que una vez que estuviera en la alberca, con una “margarita”(1) en su mano y tendido en una larga butaca, se olvidaría de ese detalle y disfrutaría ese viaje. Además la opción de ir a esa playa había sido de Theo, aunque Michael insistió varias veces en que prefería su acostumbrado viaje por auto o por tren en esas fechas. Pero como últimamente Theo no solo estaba ocupado, sino que andaba de un quisquilloso con casi todo, y era la única opción disponible para reencontrarse, Michael determinó no discutirlo, siempre y cuando se tomaran como siempre la semana libres, para festejar por todo lo alto su aniversario.

Le resultaba increíble, cumplían diez años en esas fechas. Ocho de vivir juntos, aunque los dos primeros habían sido de un constante esconderse y estar en continua zozobra para poder concretar lo suyo, podían incluirse dentro de su vida en común.

No había sido fácil al principio para ellos. No era posible explicarle al mundo porque un joven de apenas cumplidos los 17 años, tenía interés en su profesor de 33, que además era varón. Que una mutua atracción nació entre ellos, mientras el joven cursaba los últimos grados de High School y que para sorpresa suya era correspondida, por ese increíble y talentoso hombre, que tomaba fotos de ensueño y que le sonreía dulcemente desde la cámara, cuando lo conoció en su clase de arte.

Gritaré al viento, que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora