Un silencio cómodo envolvió el ambiente. Habían sobrevivido a su primera noche fuera de Rosewood, no había sido perfecta, ni mucho menos, pero ambas estaban de una pieza, expectantes por lo que esa ciudad les ofrecería.

- Necesito ir al baño. - Dijo Alison y Emily la miró de reojo, sin saber a donde llevaría aquel comentario. - ¿Tú no necesitas ir al baño?

- Yo... - Comenzó la morena y una idea clicó en su mente. Dejó que en sus labios se formase una media sonrisa de entendimiento. - Quieres que compruebe si la rata está ahí. - Miró a la rubia, que seguía observando el techo con desinterés, y vio como se encogía de hombros. - Pues lo que yo necesito es quedarme en la cama todo el día, para recuperarme del jet lag. - Dijo, ahora que empezaba a estirarse y que intentaba espabilarse se daba cuenta de que estaba hecha polvo. No sabía si sería capaz de levantarse de aquella cama.

- No puedes, tenemos una cita. – Dijo Alison.

- ¿Ah, sí? – Se extrañó Emily, que ella supiese no conocían a nadie en aquella ciudad, ¿con quién iban a quedar?

- Sí… con CeCe Drake.

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- Si sigues así nos van a echar. – Dijo Alison, observando como Emily destrozaba la tercera servilleta que había cogido, reduciéndola a diminutos cuadraditos.

- ¿Estás segura de que vendrá?

- Sí. – La rubia revisó su reloj. – Aún faltan un par de minutos para las cinco. 

Estaban en una cafetería, no muy lejos de donde tenían el hotel, esperando a que CeCe apareciese. Alison había concertado una cita con ella antes de salir de Rosewood para pedirle ayuda y que la situase un poco al llegar a la ciudad. No le había dicho que iría con Emily, porque cuando la llamó desesperada diciéndole que se encontraría con ella en un par de días aun no sabía lo que iba a hacer con la morena. 

El lugar de encuentro lo había elegido Alison, pues le pareció un sitio discreto, apartado del bullicio propio de la ciudad, y tampoco le venía mal que estuviese cerca del hotel, ya que pensaba quedarse en la zona durante los primeros días, hasta que supiese manejarse algo mejor.

Pero si CeCe no sabía nada de Emily, la morena tampoco sabía nada de la otra rubia, de ahí que no hubiese sido capaz de suavizar el ceño arrugado de su frente desde que Alison había pronunciado su nombre.

- Sé que no confías en ella, pero…

- No es eso. – Aseguró Emily, dirigiendo su atención a las ventanas del local que daban al exterior, intentando localizar una melena rubia. – Es que no quiero deberle nada.

- Y no lo harás. – Le dijo Alison, esperando volver a encontrarse con su mirada. – Ya sabes que pudo escapar de Rosewood gracias a mí, me debe un favor, si nos ayuda ahora estaremos en paz. 

En ese momento la puerta de la cafetería se abrió, dejando que se colase el aire del exterior y cierta morena vestida impecablemente. Llevaba un abrigo negro, demasiado grueso para la temperatura del local por lo que, mientras que sondeaba el lugar en busca de alguien se deshizo de él, dejando a la vista un vestido verde oscuro que se adaptaba a su figura. Tenía la piel clara y solo se quitó las gafas de sol que cubrían sus azules ojos cuando encontró a quien buscaba.

Caminó sobre unos sonoros tacones negros hasta llegar a una mesa situada en un rincón de la estancia, donde una rubia y una morena la miraban boquiabiertas. CeCe sonrió con sus labios cubiertos de intenso carmín y abrió los brazos para recibir a Alison.

Contra todo el desencanto que pudiera haberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora