CAPÍTULO 1

426 35 11
                                    

Azael Britt.

Entro a mi empresa con cara de pocos amigos, uno que otro empleado me observa.

Holgazanes.

Digo para mí mismo.

Sigo sin mirar a nadie como si ni existieran, ingreso la tarjeta del ascensor privado y entro estas se cierran la puerta, a lo que salgo, Gabriela mi secretaria con pasos rápidos, habla sobre la agenda del día de hoy, asiento sin prestarle atención a lo que llego le cierro la puerta sin dejar de decirle nada, camino hacia mi escritorio sacándome el saco del bien planchado traje, enciendo mi laptop revisando los e-mail de uno que otros proveedores, socios y nuevos negocios. Todo fuera más tranquilo si estuviera Janine... saco ese nombre de mis pensamientos.

Continuo sin darle mucha vuelta al asunto, he estado tan sumergido en mi trabajo que no me he dado cuenta de la hora de almuerzo, no le preste atención me giro mirando la hermosa vista que tenía por varias horas en mi espalda.

- ¿Por qué? – susurro, sabiendo que nadie me va a responder. Ciento que abren la puerta sin ser avisado me giro a ver quién es el insolente que se atreve...

- Disculpa – dice la amiga de Janine dentro de mi oficina – vine a ver a Janine, pero no está en oficina – me mira alzando la ceja.

Frunce el ceño – Ella no trabaja en este lugar – respondo con desagrado - ¿puedes irte? tengo mucho trabajo.

- Sé que no somos allegados, pero te estoy preguntando con educación y no con tu actitud de mierda que tienes, solo quiero saber dónde está mi amiga – dice señalándome.

- Te diere un par de cosas, la primera no me vuelvas a señalar – hablo levantándome poniendo mis puños en el escritorio, quiero golpear a alguien – segundo yo no sé dónde está tu amiga como se llamaba, déjame recordar April- hablo con sarcasmo, ella empalidece - si ya no tienes nada más que decir, puedes retirarte – hablo señalando la puerta.

- Lo sabes... – susurra pálida, la miro ceñuda ¿enserio? - ¿pero cómo es posible?...

Me cruzo de brazos – Creo que sus mentiras tuvieron patas cortas como Janine, o mejor dicho April– digo con sarcasmo, esta me hecha la última mirada con miedo en sus ojos, sale como flash de mi oficina, suspiro, si ella no están juntas ¿Dónde estará?, Azael no debe preocuparte donde esta esa mentirosa, que te rompió el corazón en dos me digo a mí mismo.

Suspiro derrotadamente, volviendo a sentarme, mi garganta siente un nudo desde hace semanas.

Flashback

- ¡Qué quieres que te diga Azael!- me grita- no soy la mujer que piensas– habla limpiándose las pequeñas lagrimas que caían de su rostro - en realidad no me llamo Janine Dávila, sino April Andersson, soy la esposa de Víctor.

Fin del flashback

Saco esos pensamientos de mi cabeza y vuelvo a centrar o querer vuelta al trabajo, pero no puedo, me siento ¿herido? ¿Engañado? ¿Me pesa la Conciencia?, nunca había sentido con alguna persona este tipo de sentimientos antes de esta persona ni con carolina, pero de que me quejo yo también la obligue a mentir aunque me cueste aceptar, no es la única que tiene errores esto, la obligue a casarse conmigo, sobre todo a mentir a mi familia por esta empresa.

¿Esto es karma?

Sé que no he sido el mejor hombre del mundo, me eh reído de las mujeres, sin saber que me enamoraría de solo verla por primera vez a la cara. La casa no es la misma sin ella, sin su olor, su risa, su "sinceridad" que ahora lo dudo, pero ¿habría confiado en mí desde el principio?.

- Hermano mío, te vez terrible – coloco los ojos en blanco por la sorpresiva presencia de Gustavo.

- Para nada todo está perfecto Ramírez – lo llamo por su apellido, colocándome perfectamente en mi asiento.

- Sabes que estas mintiendo – camina sentándose enfrente del escritorio acomodándose en saco- no sabes cómo perdonarla – asiente afirmando la situación.

- Si te conté, solo fue por la borrachera no para que me estés recordándome si estoy mal o no – le respondo sin dejar de mirar la computadora.

Este ríe – todos cometemos errores Azael – dice mirándome enseñándome su anillo de matrimonio, ruedo los ojos – mi esposa, me perdono todas las infidelidades que hubo en nuestra relación de novios, aunque estaba mal, ella entendía que no todo era perfecto y que en algún momento me iba a dar cuenta, así fue, me dejo por un tiempo hasta que aclarara mis sentimientos y saber que era el amor de vida, obviamente me hizo buscarla, rogarle que vuelva no me la puso fácil, pero te das cuenta con el tiempo que no todo es de colores.

- Lo tuyo Gustavo es diferente – me cruzo de brazos, mirándolo con desagrado.

- Eso está claro, ella paso por tantas cosas pero no te das cuenta abuso sexual, tuvo abortos, y sobre todo golpes, como hombre me sentirá del asco.

- Yo sé que no es fácil – digo mirando hacia a la nada.

- Pero estas cerrado por el orgullo que sientes en este momento, espero que cuando te des cuenta que ella se merece todas vendas que una persona le pueda ofrecer, no vengas con un vaso de whisky diciendo que tuve razón – me señala sonriendo. Fruncí el ceño.

- Largo de aquí – se levanta riendo.

- Te duelen la verdades amigo mío – dice abriendo la puerta – sigue mi consejo, no la esquivaras por siempre aun así están casados.

- No es así – niego ¿claro que no?

- Es otra vida – guiña el ojo – pero si quieres que vuelva con tu concuñado.... – se encoje de hombros, veo una carpeta y se la lanzo sin mucho existo – eso decides tú, te veo luego tengo una reunión con Oswaldo

- Vete – gruño, cierra la puerta, dejándome con decisiones hecho bola. Me paso la mano varias veces por mi cabello, abren la puerta – te dije que te largues imbécil no tengo humor para seguir escuchándote- digo sin abrir mis ojos

- ¿Comiste carne de tigre hermanito? – dice mariana entrando a mi oficina

- ¿Qué quieres? – digo, con la poca paciencia que tengo, hace un puchero.

- La invitación de mi boda – dice sacándola de la cartera.

- Está bien – digo, frustrado desviando la mirada.

- Espero que vaya Janine – me señala- no contesta mis llamadas, pero como eres el marido y sé que hablas con ella debes decirle que tiene suficiente tiempo para que coja un vuelo y vuelva a tiempo – besa mi mejilla – nos vemos hermanito.

- Si claro – hago una mueca, cierra la puerta dejándome solo. 

April Andersson (JANINE)

No puedo abrir mis parpados, están pesado, no puedo mover absolutamente nada de mi cuerpo, es como si estuviera presa sin movimiento alguno, me distraigo por las voces muy lejanas.

- Señor ella aún se encuentra con fracturas múltiples, es un milagro que aun siga viva o en el estado que está – escucho una voz de un hombre lo lejos.

- Tu solo mantenla viva y que me sirva, el resto me encargo yo – habla Víctor

- Si señor – dice aquella voz.

Vuelvo a caer en un mundo de oscuridad.

Nunca es Tarde LIBRO#2Where stories live. Discover now