The wilderness gave it to me

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Cuando Stiles se imaginó el regreso de Derek a Beacon Hills, nunca se imaginó esto: a altas horas de la noche en el pasillo de los cereales del supermercado, dos días después de las vacaciones de primavera, Stiles en pants y una camisa muy atrasada en un lavado, mirando a la izquierda desde el Capitán Crunch y Lucky Charms para encontrar a Derek Hale, a cuatro pies de distancia, sacando una caja de granola del estante. Derek lo regresa a ver, le ofrece una rápida curva de su boca, suave y dulce, luego se da la vuelta y se aleja.

Stiles abandona su cereal y lo sigue, por el pasillo de comida enlatada, pasando la pasta y el arroz, hasta los productos frescos. Él alcanza a Derek mientras está probando cuidadosamente los mangos para saber su madurez. Stiles lo mira con incredulidad.

—No sabía que te gustaba el mango-, dice.

Derek mira a través de sus pestañas. —¿Eso es con lo que empezaras?-, Pregunta. —Estaba seguro de que ibas a empezar gritando-.

Le saca una risa a Stiles. —Iba a hacerlo-, dice. —Pero mi cerebro está demasiado cansado para pensar en algo-.

Derek asiente en comprensión. —¿Finales?-

Stiles hace una mueca. —Sí, el primer año me está pateando el trasero-.

—UCLA ¿verdad?-

Stiles asiente lentamente. Se ha quedado cautivado por la expresión del rostro de Derek: contento y orgulloso, tan diferente al Derek que él solía conocer así que le tomó un largo momento procesarlo. —Cómo lo sab-

—Isaac-.

Stiles parpadea, sorprendido. —¿Ustedes hablan?-

—Él era mi beta-, señala Derek. Él mira el mango, todavía apretado en su mano. —Solo porque él es de Scott ahora no significa que no podamos hablar-.

Stiles pone los ojos en blanco; si tiene que vivir una segunda ronda de Scott y Derek peleando por Isaac, él va a gritar. —Lo entiendo. Pero oye...- Toma el mango, lo reemplaza por su teléfono. —Dame tu número. Entonces no tienes que pasar por Isaac para obtener información sobre mí-.

La cara de Derek hace algo complicado: sorprendido, nervioso, molesto, antes de que se asiente en algo cerrado e incómodo. Al menos eso es familiar para Stiles, un movimiento predecible de Derek de un nuevo Derek impredecible.

—¿Te quedaras o no?- Pregunta antes de que Derek pueda decir que no.

Los ojos de Derek pasan del teléfono a su cara y regresan de nuevo. —Sí-, dice en voz baja. —Sí, lo haré.-

—Entonces dame tu número-.

La mandíbula de Derek se mueve, encorvando y bajando los hombros, luego, lentamente, con cuidado, ingresa su número. Cuando mira hacia arriba, frunce el ceño y el corazón de Stiles tiembla un poco en shock.

Han pasado cuatro años desde que Derek se fue. Cuatro años de monstruos y caos, una creciente manada y territorio, el constante flujo y flujo de amistades, relaciones. Cuatro años, y Stiles no se dio cuenta de cuánto había echado de menos la estúpida cara de Derek hasta este momento.

—Jesús-, dice, para cubrir el sonido de su pulso excesivo, —Pensé que ya habrías descubierto cómo sonreír-.

Derek pone los ojos en blanco, pero sonríe, esa misma cosa suave. Le queda bien, mejor que cualquier ceño fruncido. Luego alguien más se inclina sobre ellos para coger los mangos, y Derek se mueve fuera del alcance de Stiles.

—Me tengo que ir-, dice. Él desliza el teléfono de Stiles de vuelta a su mano. —Te veré por ahí.-

Stiles no quiere dejarlo ir, no otra vez, pero se obliga a sí mismo a asentir y alejarse, observando en silencio mientras Derek se mueve hacia las registradoras. —Oye-, llama justo antes de que Derek desaparezca a la vuelta de la esquina, —¡Sourwolf!-

The Wilderness Gave It To Me - STEREKWhere stories live. Discover now