Diario Fake #2: La fotografía del día.

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Alvaro Rod.

Me subí a mi coche de prisa, tenía el tiempo en contra y sabía que debía acelerar el pedal a más no poder si es que pensaba llegar con vida a la clase del profesor Ruff, hoy tocaba la clase de fotografía. No soy muy bueno con ello, pero el maestro había pedido una fotografía de lo más bonito que veían en una persona.

Y claramente, nada bonito me había encontrado en la semana. Supuse que podía ir al jardín del instituto y tomar foto a alguna pareja, y explicar mis por qué. Pero, sería tan cliché que lo descarté mientras manejaba.

Coloqué música intentando centrarme en qué imagen debería tomar antes de llegar a clase, y boom, la imagen apareció ante mis ojos cuando intenté detenerme. Mi coche pasó por una laguna de llovizna acumulada y mojé a Valentina Laos.

Valentina, es una rubia de tes clara, muy linda físicamente, pero con una personalidad cambiante y temperamental. No muchos la entienden, ni yo lo hago, la sobrellevo, y creo que ella a mí también.

Me bajo apresurado y apago la radio para oír sus gritos, sé que va a gritar y lo hace en ese momento. La conozco tan bien, que cuando le va mal o no le agrada algo frunce las cejas hasta volverse una anciana amargada y luego grita como niña berrinchuda, la miro con miedo.

Le pido disculpas por lo que ocasioné y ella no se inmuta ante mi acercamiento, cuando intento cogerla, da un salto atrás y me pide que me vaya. No sé qué decir ante eso, tengo la culpa, lo sé, pero su grito en medio de la mañana me desconcierta, ella camina unos pasos con sus delgadas piernas y la blusa manchada, casi titubea de frío, así que tengo una idea, pedirle que se suba a mi coche y use mi ropa deportiva que hoy iba a utilizar, sin embargo, no puedo dejar que se vaya con frío.

Le paso la voz y se detiene por unos segundos, sus cabellos se despeinan un rato y luego el viento pasa por mí también. Rayos, debí traer una casaca.

Le propongo llevarla y ofrecerle mi ropa, ella duda, me mira nuevamente de pies a cabeza y camina hacía a mí aceptando la oferta. Voy hacia el capot sacando mi vestimenta deportiva y se la entrego en las manos.

Ella parece conforme hasta que me pide una gorra o lentes, y sé que tengo una gorra de hace unos años atrás. Se la entrego sin más esperando un "Gracias", pero Valentina no tiene en su diccionario el término gracias ante nadie que no sea igual a ella.

No entiendo muchas veces sus ganas de humillar a las personas, siempre he querido conversar con ella al respecto, pero termina ofendiendo a mi persona en mitad de la clase o haciendo alguna trampilla. Y es justo lo que ella se acuerda cuando coge la gorra, veo su sonrisa, esa sonrisa que veo a diario cuando entra triunfante por la puerta de la escuela y todos la saludan como esclavos ante su reina.

Yo no soy así, yo no caigo ante sus encantos, sé que cualquiera se enamoraría de ella. Pero, yo no soy cualquiera, claro que me alegra que esté en mi auto porque así podré conversar con ella, sin embargo, la veo colocar sus audífonos quizás para no oír mi pregunta de por qué me trata de esa forma.

Con Valentina no se puede hablar, solo discutir, así que me callo. Y respeto su silencio, los minutos pasan y ella sigue igual, me mira por el retrovisor pero finjo no darme cuenta, no me pone nervioso su mirada, sino su reacción. Y es que todos le tienen miedo.

Mi pantalla se prende y noto que es una chica con la que llevo cierto tiempo conversando por una aplicación de citas, es muy linda y vive fuera de la ciudad. Con todas las demás siempre pierdo el hilo de la conversación ya que no muestran interés y los temas que suelen hablar es la última pasarela, o los viajes que planean. Intento acoplarme y decirle que países me gustaría viajar, y es que no he ido a ninguno por cuestión de dinero.

Mi auto es viejo, no es de último modelo, y me pregunto, la señorita Laos tiene auto, ¿por qué no vino en él? Siempre presume de su hermosa camioneta que maneja con todos, es estresante. La veo sonreír a la pantalla de su telefóno y deduzco otra cosa, le habla su novio, el capitán del equipo contrario a nuestra casa de estudios.

Y es que hay una batalla entre los Tiburones, es decir nosotros, y los Tigres ellos en lo que se refiere al fútbol, ella es la capitana de los Tiburones por lo que me enteré por tercer año consecutivo la eligieron. Es muy buena en lo que hace, pero no acepta a todos. A mi no me aceptó por bailar mal y no tener composición entre la música y mi cuerpo, además de burlarse de mi físico.

Tengo tantos malos recuerdos con la señorita que está sentada en mi auto, pero que olvido todo cuando llegamos al Instituto y le pido amablemente que se cambie, yo la esperaré más allá.

Avanzo unos pasos esperando a que lo haga, olvidando de por sí mi telefóno. Algunos compañeros me saludan y preguntan por qué estoy ahí, les digo que me siento un tanto mal y esperaré unos minutos para ir a clases. Pasan de largo y los minutos avanzan, mientras tanto pienso en qué dirán las personas al saber que el nerd llevó a la popular al colegio. ¿Es un gran logro? Yo lo veo muy normal, pero en esta escuela todo se magnifica y el periódico de aquí harían rumores falsos o exagerados sobre ello.

Y ella me odiaría más de lo que lo hace.

Ya pasó mucho tiempo, me acerco a la ventana y la veo con las manos en mi móvil, me fastidio un poco, pero me controlo y toco la ventanilla del coche y luego abro la puerta, ella está sorprendida pero tranquila. Algo me huele mal.

Instáneamente, cuando le pregunto qué hace con mi móvil, Valentina se muerde el labio y me responde que acaba de dejar su número para que le escriba.

¿Valentina Laos? ¡Wao! Mi lado tonto se alegra que tenga su telefóno, pero luego reacciono cuando ella se va, Valentina nunca hace las cosas por las buenas. Siempre va un paso adelante.

¿Será posible que trame algo? De ella me espero todo, pero...no lo creo. Le he dado una mano al traerla tras mi error, y he sido un caballero al prestarle mi ropa. Antes que se aleje más de mi vista, le tomo una fotografía con mi cámara que me costó dos años en tenerla tras trabajar en una librería.

Y no es lo que piensan, no soy de hacer mal plan a nadie, sino que tras verla irse, vi que ella había sido mi fotografía más bonita de la mañana, y es que la salvé, tal cual ella me dijo, fui su ángel, entonces esta imagen tiene gran significado para mí. No sé que nombre ponerle a mi imagen...

Ya lo pensé, le pondré Valiente, por Valentina y porque tuve agallas de aguantar sus gritos y valiente ella de subirse a mi coche sabiendo que jamás le haría daño, cosa que Val ha pensado siempre. Valiente también porque tuvo el coraje de venir hasta el instituto como una chica "normal", porque ella es normal, y un tanto especial en sus cosas.

Conseguí mi mejor fotografía y se llama Valentina.

Álvaro Rod susurra con fotografía en mano antes de partir a su primera clase en donde no todo será de maravillas.

@LachicaFakeWhere stories live. Discover now