Vigésima tercera parte.

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—Roma, Venecia y Mýkonos —hizo Lisa el recuento, anotándolos en un pedazo de servilleta—. ¿Jennie?

— ¿No puedo agregar mis tres días en una de las ciudades que ya escogieron? —preguntó, intentando agregar su tiempo a Mýkonos, la idea de una playa y sol veraniego le apetecía más que Venecia; el olor a agua estancada y a turistas tomando fotos, las atrocidades Haute Couture que vendían en los puentes y en las calles más oscuras, que sólo estaba la Plaza San Marcos, los cuatro puentes importantes y Murano, Burano y Torcello, y ¡Roma! Por Dios, eso le daba escalofríos de sólo pensarlo y no era que se avergonzara de su mamá, pues su mamá era la mejor, pero era ya darles paso a que conocieran los antecedentes de la personalidad y el carácter de Jennie, y cómo olvidarse de con qué cara ver a su suegra.

—Yo creo que sí —dijo Roseanne, llenando las copas de nuevo—. Pero tendrían que ser al azar, ¿verdad? —preguntó, viendo a Jisoo y a Lisa, que Lisa sabía exactamente a qué se refería y, en ese momento, escribió tres papeles que decían "Roma", era fraude, pero Jennie no tenía por qué enterarse, más cuando Lisa ya estaba emocionada de que hubiera aceptado Roma.

—Eso no es justo —murmuró Jennie.

—Nada, al azar o nos dices qué lugar quieres tú, pero no puedes sólo alargar la estadía en un lugar que ya escogimos —sonrió Jisoo, captando el juego de las otras dos y volviéndose su cómplice sin que se lo hubieran pedido.

—Si les digo que quiero ir a Jericoacora no vale, ¿verdad?

— ¿Dónde demonios queda eso? —rio Roseanne.

—En Brasil —corearon las tres.

—Pues no, quedémonos en Europa por cuestiones financieras también... podemos hacer un tour por Suramérica en el verano —sonrió Rosé sin quitarle la mirada a Lisa mientras le daba la copa en su mano, preguntándole con la mirada si ya había cometido el fraude, a lo que Lisa parpadeó para decirle que sí.

—Creí que en verano ustedes tendrían su luna de miel —dijo, un tanto asombrada.

—Sí, pero no podemos romper con la tradición de pasar el verano juntas, ¿o sí, Jennie María? —bromeó Rosé mientras se servía un Whisky en las rocas.

—No es como que necesitemos tanto de luna de miel, si hemos pasado de luna de miel desde que nos acostamos —irrumpió Jisoo, haciendo que Roseanne se sonrojara y riera de los nervios, haciendo que Jennie y Lisa estallaran en una risa infalible.

—Entonces, mi amor —dijo Lisa, llamándola así, por primera vez, en frente de otras personas, y a ambas les gustó—. ¿Al azar o nos dices algo en Europa? —sonrió, empezando a cortar los pedazos de servilleta y a hacerlos una bolita mientras Jennie lo pensaba.

—Bueno...confiando en que la probabilidad de que salga Mýkonos es del 33.33%, al azar —dijo, no estando tan segura, pero el destino ya se lo habían dictado sin que ella lo supiera.

—Bueno, bueno... saca una bolita entonces —sonrió Rosé mientras Lisa le extendía la mano con las tres bolitas, teniendo en la otra los nombres completos "Mýkonos", "Roma" y "Venecia".

—No, Lisa, tómala tú —dijo, mostrándole a Lisa la confianza que le tenía y Lisa se sintió mal y sabía que, en algún momento, tendría que decirle a Jennie la jugarreta que le estaban jugando.

—Toma la del centro —dijo Lisa, haciendo que Jennie la tomara y la empezara a desdoblar.

—Me lleva... —suspiró un tanto molesta.

— ¿En dónde moriremos seis días? —preguntó Rosé mientras se dirigía a la puerta para abrirla y recibir la comida. Jennie levantó la mirada como si hubiera visto un fantasma, una mirada vacía e incómoda.

Arquitectura  → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora