—Yo tampoco conocí a mis padres. Bueno sí, pero murieron hace tiempo —dijo Harry para que la niña no se sintiera mal. Issa se sintió comprendida y más cómoda en el compartimento.

Varios de sus amigos pasaron a verlos a lo largo de la tarde, incluidos Seamus Finnigan, Dean Thomas y Neville Longbottom. Saludaban a Issa con amabilidad y se quedaban un rato a conversar. Estuvieron hablando del mundial de Quidditch y Annie le explicaba a Issa las cosas que la niña preguntaba.

—Mi abuela no quiso ir —dijo con evidente tristeza Neville—. No compró entradas. Supongo que habrá sido impresionante...

—Lo fue —asintió Ron—. Mira esto, Neville...

Revolvió un poco en su baúl, que estaba colgado en la rejilla portaequipajes, y sacó la miniatura de Viktor Krum.

—¡Vaya! —exclamó Neville maravillado, cuando Ron le puso a Krum en su rechoncha mano.

—Lo vimos muy de cerca, además —añadió Ron—, porque estuvimos en la tribuna principal...

—Por primera y última vez en tu vida, Weasley.

Draco Malfoy acababa de aparecer en el vano de la puerta. Detrás de él estaban Crabbe y Goyle,

—No recuerdo haberte invitado a entrar, Malfoy —dijo Harry fríamente.

—¿Qué es eso, Weasley? -preguntó Malfoy, señalando la jaula de Pigwidgeon. Una manga de la túnica de gala de Ron colgaba de ella balanceándose con el movimiento del tren, y el puño de puntilla de aspecto enmohecido resaltaba a la vista. Ron intentó ocultar la túnica, pero Malfoy fue más rápido: agarró la manga y tiró de ella.

—¡Miren esto! —exclamó Malfoy, encantado, enseñándoles a Crabbe y a Goyle la túnica de Ron—. No pensarás ponerte esto, ¿eh, Weasley? Fueron el último grito hacia mil ochocientos noventa...

—¡Vete a la mierda, Malfoy! —le dijo Ron, con la cara del mismo color que su túnica cuando la desprendió de las manos de Malfoy.

Malfoy se rió de él sonoramente. Crabbe y Goyle se reían también como tontos.

—¿Así que vas a participar, Weasley? ¿Vas a intentar dar un poco de gloria a tu apellido? También hay dinero, por supuesto. Si ganaras podrías comprarte una túnica decente...

—¿De qué estás hablando? —preguntó Annie bruscamente.

Malfoy fijó su mirada en ella para después dirijirla a Annissa.— ¿Haciendo trabajo a la comunidad, Roberts? Claro, los sangresucia se juntan entre ellos.

Annie se levantó bruscamente— Mejor cállate, Malfoy. Me pregunto... ¿porqué vienes tan seguido a molestarnos? ¿Tan necesitado de atención estás? —sonrió burlonamente.

Crabbe y Goyle se acercaron, haciendo a Harry y Ron levantarse rápidamente y colocarse delante de Annie.

—A ella no te acercas —masculló Harry.

—¿Entonces vas a participar, Potter? Nunca dejas pasar una oportunidar para exhibirte, ¿no?

—Malfoy, una de dos: explica de qué estás hablando o vete —dijo Hermione con irritación, por encima de su Libro reglamentario de hechizos, curso 4º.

Una alegre sonrisa se dibujó en el pálido rostro de Malfoy.

—¡No me digas que no lo saben! —dijo muy contento—. ¿Tú tienes en el Ministerio a un padre y un hermano, y no lo sabes? Dios mío, mi padre me lo dijo hace un siglo... Cornelius Fudge se lo explicó. Pero, claro, mi padre siempre se ha relacionado con la gente más importante del Ministerio... Quizá el rango de tu padre es demasiado bajo para enterarse, Weasley. Sí... seguramente no tratan de cosas importantes con tu padre delante.

Annie y el Cáliz de FuegoWhere stories live. Discover now