12. Back to the Burrow

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—Haznos un favor, Percy —le pidió Bill, bostezando—, cállate.

Annie suspiró y bebió un sorbo de su té, ayudándola a calmarse. Harry la rodeó con su brazo, dándole pequeñas caricias en el hombro.

—¿Estás bien? —murmuró.

Annie asintió.— ¿Tu lo estás?

El azabache asintió.

—Molly, voy a tener que ir a la oficina. Habrá que hacer algo.

—Iré contigo, papá —anunció gravemente Percy—. El señor Crouch necesitará todas las manos disponibles. Y podré entregarle en persona mi informe sobre los calderos —salió a prisa de la cocina.

—Señora Weasley —dijo de pronto Harry, sin poder contenerse—, ¿no ha llegado Hedwig trayéndome una carta?

—¿Hedwig, cariño? —contestó la señora Weasley como distraída—. No... no, no ha habido correo

Annie lo miró con curiosidad

—¿Te parece bien que deje mis cosas en tu habitación, Ron? —preguntó Harry

—Sí, claro... Subo contigo —respondió Ron de inmediato—. Hermione...

—Voy con ustedes —se apresuró a contestar ella

El pelinegro tomó la mano de Annie y se levantó. La castaña dirigió una mirada a sus padres, quienes asintieron.

—¿Qué pasa, Harry? —preguntó Ron en cuanto cerraron tras ellos la puerta de la habitación de la buhardilla.

—Hay algo que no les he dicho —explicó Harry—: cuando desperté el domingo por la mañana, la cicatriz me volvía a doler.

Annie lo miró con un poco de preocupación.

Hermione ahogó un grito y comenzó de inmediato a proponer cosas, mencionando varios libros de consulta y a todo el mundo al que se podía recurrir, desde Albus Dumbledore a la señora Pomfrey, la enfermera de Hogwarts. Ron se había quedado atónito.

—Pero... él no estaba allí... ¿o sí? ¿Estaba por allí Quien-tú-sabes? Quiero decir... la anterior vez que te dolió la cicatriz era porque él estaba en Hogwarts, ¿no?

—Estoy seguro de que esta vez no estaba en Privet Drive —dijo Harry—. Pero yo había estado soñando con él... con él y Peter... ya saben, Colagusano. Ahora no puedo recordar todo el sueño, pero sí me acuerdo de que hablaban de matar... a alguien.

—¿Matarte? —preguntó Annie en un susurro que sólo pudo escuchar Harry. Éste asintió, vacilante.

—Sólo fue un sueño —afirmó Ron para darle ánimos—. Una pesadilla nada más.

—Sí... pero ¿seguro que no fue nada más? —replicó Harry, mirando por la ventana al cielo, que iba poniéndose más brillante—. Es extraño, ¿no? Me duele la cicatriz, y tres días después los mortífagos se ponen en marcha y el símbolo de Voldemort aparece en el cielo.

—¡No... pronuncies... ese... nombre! —dijo Ron entre sus dientes apretados.

—¿Y recuerdas lo que dijo Trelawney al final del curso? —le preguntó Harry a Annie.

—Como olvidarlo.

Del rostro de Hermione desapareció la expresión de terror, y lanzó un resoplido de burla.

—Harry, ¡no irás a prestar atención a lo que dijo aquel viejo fraude!

—Tú no estabas allí —contestó Harry—. No la oíste. Aquella vez fue diferente. Ya te lo conté, entró en trance. En un trance de verdad. Y dijo que el Señor Tenebroso se alzaría de nuevo... más grande y más terrible que nunca... y que lo lograría porque su vasallo iba a regresar con él. Y aquella misma noche escapó Colagusano.

Annie y el Cáliz de FuegoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ