Uno

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Marco

Suelto un suspiro de frustración tras responder el último mensaje que me ha dejado Sandra, las cosas con ella van bastante mal en este momento, no me sorprende en realidad, así han sido mis últimas relaciones, las chicas se quejan de que me comporto mal, según ellas, pero en realidad no es así, simplemente soy algo inseguro respecto a mis noviazgos, no quiero que otra persona se meta en ellas, es todo.

Me dirijo hacia la cocina, agarro un cuchillo y una manzana, tengo esa estúpida manía de sólo querer comer las frutas si están en rodajas, así que me tomo la molestia de cortar la fruta, sin embargo, con un movimiento en bruto termino con el cuchillo creando una profunda cortada en mi dedo índice, me arde un montón.

-- La puta madre- suelto mientras paso mi lengua por mi índice tratando de aliviar el dolor, no obstante, eso no sucede porque mi saliva no es mágica.

Suelto un quejido bajo cuando el timbre de mi casa suena, en el momento más inesperado, camino hacia la puerta y con mi mano libre de heridas la abro, logro divisar a una rubia mirándome con una mirada profunda pero que muestra confusión.

-- Disculpa, disculpa, ¿eres tú? En la foto salías muchísimo más guapo, eh- dice mientras me mira de arriba a abajo y en mis labios se forma una mueca de incomprensión.

-- ¿Tú de qué hablas?- ruedo los ojos, esto es exasperante, esta tía aparece en mi casa mientras mi dedo me duele como el demonio.

-- ¿No eres tú? Creí que esta era la dirección- dice mirando su celular y bufo.

-- Claro que no soy yo, si no te molesta tengo un dedo cortado y necesito curarlo- señalo mi índice y suelta una risita contagiosa.

-- Eh, sí, sí, vale, discúlpame, ya sabes lo complicado que es esto de las citas por Tinder- se rasca la nuca avergonzada, sus mejillas se tornan de un rojo intenso y no puedo evitar sonreír levemente.

-- Nunca he recurrido a la aplicación, pero sí que debe ser complicado- asiento- no te preocupes, he sido un poco imbécil- le dedico una sonrisa y ella asiente con lentitud.

-- Bueno, creo que yo mejor me voy, Marco, que pases un buen día- sonríe viendo mi abdomen, es ahí cuando caigo en cuenta de que no llevo ropa, sólo una toalla rodeando mis caderas.

-- Claro, claro, ¿cuál es tu nombre?- muerdo mi labio esperando su respuesta.

-- Anahí, Anahí Romero- estira su mano y en un acto de estupidez estiro mi mano que lleva la cortada, llenando la suya de sangre.

-- Lo lamento, joder, lo lamento tanto- digo sin saber qué hacer.

-- Eh no, no te preocupes- me mira tratando de buscar con qué limpiar la sangre de su palma.

-- Ten, ten- levanto un poco de la toalla que llevo, pero creo que es más de lo que debí haberla levantado.

-- Joder, Dios- dice cubriéndose los ojos con ambas manos.

-- Vale, vale ya- acomodo la toalla- puedes ver- digo y baja sus manos lentamente, ahora su frente y mejillas están cubiertas por mi sangre, joder.

-- ¿Por qué me miras así?- toca su rostro con las yemas de sus dedos.

-- Creo que deberías pasar y limpiarte la cara- me rasco la nuca.

-- Vale, tienes ese dedo muy mal, ¿no quieres ayuda?- me mira y suelto una risita.

-- Tengo novia- sonrío y me mira con incomprensión.

-- No te he dicho que voy a acostarme contigo, pero venga, me lavo el rostro y me voy- dice mientras entra.

-- ¿Te has rayado?- cuestiono y su linda risa inunda el lugar, es un poco escandalosa. 

-- Para nada, todo perfecto, ¿me dices dónde queda el baño?- se voltea para mirarme y analizo como su mirada baja hasta la "v" que se forma en mi pelvis.

-- Claro, claro, a ver si así dejar de mirarme con morbo, anda- río caminando hacia el baño y ese rojo de sus mejillas se enciende nuevamente.

-- Pero qué dices, ni siquiera te estoy mirando- suelta en tono obvio y niego con una sonrisa.

-- No te preocupes, suele sucederme a menudo- la molesto y asiente mientras entra al baño y lava su rostro despacio, por buena suerte su cara no lleva ni una gota de maquillaje, si fuera así se le habría corrido todo, pero vamos que con mi sangre ahí parecía que hubiera usado labial en todo su rostro.

-- ¿El qué suele sucederte?- me mira mientras agarra una toalla y cierra el grifo.

-- El hecho de recibir atención por parte de las chicas- asiento y rueda los ojos.

-- Anda, segurísimo, eres el suplente más rico del Real Madrid- asiente.

-- Al menos lo de rico ha sido un cumplido, ¿no?- río mientras ella seca su rostro.

-- Por supuesto- asiente con una sonrisa saliendo del baño y dirigiéndose a la puerta.

-- Eh, Anny- digo antes de que alcance a abrirla.

-- ¿Sí? Es Anahí, nadie me dice Anny- me mira por encima del hombro.

-- Me gusta Anny, de hecho. ¿Y tú apoyas al Real Madrid también?- tras decirlo escucho otra vez más aquella risita que tanto me gusta.

-- Que va, yo sí sé elegir bien mis equipos, Asensio. Barcelona, siempre Barcelona- sonríe mirándome de reojo y una sonrisa se muestra en mis labios también.

-- Anda, así yo elijo al Real Madrid y tú al Barcelona mientras jugamos a la play- susurro pero por su mirada interpreto que alcanza a escucharlo.

-- ¿Qué has dicho?- muerde su labio evitando sonreír, prefiero callar para no espantarla-- procura que la próxima vez que invites a una chica a jugar a la play.., no tengas el dedo en ese estado- dice muy cerca de mi oído, una corriente nerviosa recorre todo mi sistema y Ann atraviesa la puerta.

Después de vestirme y caer en cuenta de que soy un imbécil por no pedir su número, decido ir a una clínica para ver si todo está bien con mi dedo, no quiero tener problemas con el equipo. Aunque en realidad lo único que logra sorprenderme es ver a la misma chica rubia igual de linda que antes, pero ahora con una bata blanca atravesando su cuerpo; suelen llamarle destino.


N/A:

Holaaaa, espero les guste, a mí la verdad me ha gustado JAJAJA.

Las iré metiendo de a poquito, las quiero.

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⏰ Last updated: Apr 24, 2019 ⏰

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Tóxico|| Marco AsensioWhere stories live. Discover now