Nick

(hace cinco minutos)

—¡Connor! —nada de lo que había contemplado en las últimas horas parecía tener sentido—. ¡No! —ya no podía creer sí estaba o no bajo el efecto de una droga porque todo era tan real como para poder ignorarlo.

En un segundo Connor estaba recostado y al siguiente esa cosa perforó su espalda, quitando le su vida.

—¡No! —No podía ser cierto—. ¡Connor! —Mi hermano ya no estaba.

Su mirada ahora permanecía perdida, como sí de la nada se hubiese trasformado en un muñeco que solo me veía sin poder moverse dejándome en la arena junto de esa cosa.

—¡No! —Ahora su mirada estaba enfocada en mi— ¡Por favor no! —y no tenía otra opción.

Sí intentaba correr él me iba a atrapar y no podía defenderme.

Convertirme en su presa era inevitable...

—¿Eh? —...lo que no fue verlo detenerse.

El hombre de luz dejó de moverse, como sí fuese una especie de robot sin vida.

Y no fue el único.

Los demás hombres de luz se detuvieron en un solo segundo y en el siguiente solo desaparecieron. Todas las compuertas se abrieron al mismo tiempo y diversos guardias armados salieron de ellas, mirándonos como a los clásicos niños que no se sabían portar bien.

—A todos los Imperfectos que sobrevivieron favor de ingresar en las salidas más cercanas —y esta vez sus macanas eléctricas eran más grandes de lo normal.

Nos superaban en numero y tenían orden de lastimarnos.

—¡Muévete niño!.

El guardia me obligó a levantarme, como el clásico patán con el suficiente poder para amenazarme a menos claro de que hiciera lo que me dijera, y por el momento solo podía sucumbir ante el deseo de obedecer ya que eso es lo que hubiera hecho Connor.

El hermano mayor que ahora ya no estaba.

—¡Dije que te movieras!

El guardia volvió a apuntarme con la macana, dejándome solo unos cuantos segundos para poder actuar.

Quería ver el cuerpo de mi hermano antes de tomar su cargo.

Ahora yo era el hermano mayor.

Shane

El resultado era demasiado increíble como para ser verdad.

—Wow —Riley era quien más parecía estar sorprendida ya que todos los Imperfectos que poseían características similares al mio no lograban sobrevivir más de cinco minutos—. No puedo creer que lo haya logrado.

—Ni yo —dijo Marron— es demasiado delgado, y su rostro no intimida tanto.

—De hecho parece un niño. ¿Qué edad tiene?

—Según el registró hoy es su vigésimo primer cumpleaños, Madre —respondí.

—Te creo —Riley me dirigió su clásico tono sarcástico—. Se ve muy débil.

—Pero al menos sobrevivió —un clásico ejemplo de que las apariencias engañan— y dime Shane, qué piensas hacer con él.

—No lo se, Madre. Hay tantas tareas que le puedo dar.

—Solo recuerda que debes ser estricta. Los Imperfectos jóvenes son los que más problemas nos dan.

Mi madre solía dar ese ejemplo durante las mañanas después del torneo ya que solía asesinar a esos Imperfectos porque eran los que se negaban a servirle porque solo querían la respuesta de saber el por qué estaban ahí y Marron no iba a perder su tiempo en eso.

Pero yo no era Marron.

Yo era incapaz de hacerles algo como eso.

—Em, Mireya —pero mi madre quiso compartir el momento con Mireya.

Era obvio que al verme ganar un Imperfecto la estaba haciendo sentir decepcionada, ya que era un Imperfecto que aparentaba ser debil en vez de fortaleza.

Un cruel golpe para alguien que como Mireya.

—Felicidades, Shane —incluso su voz reflejó esos celos—. Ganaste un sirviente.

—Lo sé —pero ella no era de esas personas que solían expresarse de esa forma por mucho tiempo.

Mireya se quedó contemplando el rostro del último Imperfecto por el que apostó, como sí su mente no pudiese ver a los que había ganado o los que todavía no competían.

—Sabes una cosa Shane —su voz parecía perdida— cuando pierdo a un Imperfecto de la nada pienso "qué más da todavía me quedan otros", pero ahora que he perdido dos en un solo combate siento que las cosas son distintas.

—¿A qué te refieres?

—Veras, Shane. Los Imperfectos cuestan dinero. Y eso no crece de los arboles, así que como he perdido dos ahora me pregunto "¿Por qué me tengo que ir a casa con las manos vacías?"

En ese momento comprendí el por qué Mireya le dedicó tanto tiempo a la foto de ese muchacho.

—Mireya —pero mi madre estaba más sorprendida. Mirela Arnowin no solía pensar así— ¿Estas segura?

—Más que nada.

—Pero solo es un Imperfecto.

—Un tonto Imperfecto que me hizo perder cien millones de créditos.

—En realidad fueron treinta —Intervine— el primero que murió te hizo perder setenta millones.

—Pero ese no es el punto, Shane. La cosa es que pude ganar algo de dinero y ahora creo que sería mejor irme a casa con algo más que solo créditos.

—Mireya —Marron no parecía comprender la razón de esa decisión—. Estas segura.

—Uno puede elegir lo que quiera.

—Pero el costo de hacerlo es de cien millones de créditos.

—Acabo de ganar Trecientos, así que una pequeña parte no será nada en comparación de lo que obtendré por ese pedazo de basura. Además es mi dinero.

Solo habían pasado cinco minutos desde la muerte de ese Imperfecto y Mireya todavía tenía una opción en su tablet de hacer algo por él a diferencia del otro que murió al instante. El problema era que hacerlo tendría un costo muy grande para ese Imperfecto.

—Y su rostro es hermoso, en serio crees que sería capaz de desperdiciar algo como eso—Mireya selección la opción cuyo costo era de cien millones de créditos—Es hora de volver al mundo de los vivos, Connor.

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