La cita de mis sueños.

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Una vez acabado el colegio, me hice camino a mi casa, al llegar como siempre la comida ya estaba lista, me senté y Martina la cocinera intento hacerme platica.

-¿Cómo estuvo tu día mi niña?

-Bien Martina- Respondí queriendo cortar la conversación, realmente ese tipo de cosas me ponía triste, ese tipo de preguntas debería hacerlas una mamá y nunca conocí la preocupación de una madre por su hija y mucho menos sus cuidados.

-¿Hiciste nuevos amigos?-

-Solo conocí a un chico, es de cuarto año, pero realmente no creo volverlo a verlo, los pasillos de la universidad son demasiado grandes-

-Debería hacer amigos de tu edad Miranda, los mayores siempre suelen traer malas intenciones o se acercan solo por una cosa "Robarle la inocencia a las niñas como tú-

Me enojé tanto al escuchar esas palabras por lo que respondí groseramente.

-¡Martina!, no te metas en mi vida, ya no soy una niña y te prohíbo mencionarle algo de esto a papá, ¿Te quedó claro?.

Me levante bruscamente de la mesa y aleje de mala forma los platos, pude ver a lo lejos la cara de preocupación de Martina, por primera vez me sentía una adolescente rebelde, en mis 18 años jamás había hecho un desplante como el de hoy, siempre había sido una niña dulce y respetuosa con los mayores, pero eso había acabado, era hora de cambiar.

Entre a mi habitación y pude notar que tenía 15 llamadas perdidas de un número desconocido, enseguida imaginé que era César, pero a la vez era imposible, como aquel chico apuesto iba a interesarse en una niña como yo. En eso...

(BIPPPP, sonido de celular).

-¿Hola?-

-¿Miranda?-

-Sí, ella habla- Inmediatamente reconocí la voz de César al otro lado de la línea.

-Arréglate, paso por ti en 20 minutos, hay una fiesta de bienvenida y quiero que seas mi acompañante.

-Perooo- Ni siquiera me dio tiempo de contestarle, el ya había colgado el teléfono, era evidente que  había dado por hecho que iba a acompañarlo y por supuesto que no iba a quedarle mal, tenía que ir a esa fiesta, así que inmediatamente tomé una decisión.

Empecé a arreglarme sin haber pedido permiso a mi papá, no me preocupaba sabía que iba a darmelo, estaba tan preocupado con su trabajo que sería fácil decirle una mentira para salir.

Fui a mi closet, saque una faldita y un crop que quedaba en conjunto con ella, me puse unas zapatillas que hace tiempo no usaba, me hice una cola de caballo que hacía lucir mis hermosas caderas, evidentemente ya era toda una mujer y tenía que sacarle partido a eso, estaba a punto de vivir la que por supuesto esperaba fuera "La cita de mis sueños".

NO VALES NADAWhere stories live. Discover now