Las Reglas Del Juego // Albalia

Parte Dos

La miré cuando escuché su pregunta y negué con la cabeza, tumbandome a su lado.

-¿Podemos simplemente hablar?-Susurré, abrazandola por la cintura

-Alba, sabes que nunca fue mi punto fuerte-La miré a los ojos al escucharla, mordiendome el labio

-Pero puedo ayudarte con eso-Susurré

-¿Y de qué quieres hablar?-Cerré los ojos cuando me abrazó, sonriendo

-Solo quiero que respondas a mi pregunta de siempre-La miré, soltando un suspiro-Sabes de sobra que puedes confiar en mi

-No voy a hacerlo, no es un tema que tú tengas que saber-Bufé al escucharla, negando con la cabeza

-¿Puedes dejar de protegerme?-Fruncí el ceño y me senté, mirándola a los ojos-Trabajo en un prostíbulo, he vivido demasiado

-Pero no trabajas en lo mismo que yo, y de eso te protejo

-Pues deja de hacerlo, joder-Me levanté y recogí la ropa del suelo, empezando a vestirme

-¿Te vas?-Noté su mano agarrarme de la muñeca, haciendo que la mirara

-Es inútil que esté aquí, solo te importan tus estúpidos juegos

-Tú también me importas, Alba-Negué con la cabeza al escucharla, apretando la mandíbula

-Dime la verdad Natalia, ¿qué me escondes?-Me solté de su agarre, acercándome a ella

-Mi trabajo, parte de mi vida, y un mundo donde no quieres entrar

-Quiero entrar, si es contigo-Bufé y me separé de ella, poniéndome la chaqueta

-Trabajo en un almacén abandonado a las afueras de la ciudad-Me di la vuelta en cuanto la escuché, mordiendome el labio nerviosa-Trabajamos demasiadas mujeres

-¿En qué...?-Murmuré, acercándome a ella

-¿Te crees que los moratones son porque sí, o que las heridas de los nudillos me las he hecho sin querer?

-Natalia, no...-Me senté a su lado, negando con la cabeza

-Trabajo en una liga de boxeo que dirigen un par de tipos, no gano mucho, pero es suficiente

-¿Quién más lo sabe?- Susurré y agarré su mano, entrelazando nuestros dedos con lentitud

-Miki, Maria y Marta...

Me acerqué a ella y me mordi el labio nerviosa, bajando mi vista y llevando mi mano a su abdomen, acariciandolo con cuidado.

Miré nuestras manos y suspiré, cerrando los ojos, mirándola y acercándome a ella.

-¿Por qué lo haces?-Susurré, mordiendome el labio

-Por mi, y por mi padre

-¿T-tú padre...?-Tragué saliva y negué con la cabeza, juntando nuestras frentes

-Tengo que irme, Alba, mañana nos veremos-La agarré del brazo en cuanto la escuché, tirando de ella y besandola con ganas, negando con la cabeza

Suspiré cuando noté sus labios moverse al ritmo de los míos, tumbandola en la cama y sentandome sobre ella, sonriendo y dejando mis manos en sus costados.

Me quité la chaqueta y me empecé a desabrochar la camisa, aumentando la intensidad del beso poco a poco.

Si esa era la manera de que se quedase conmigo, así iba a ser.