Ode an Die Freude [KawoShin]

00

La lluvia torrencial se estrellaba contra los brocales y en toda la calle cuando él llegó casi empapado al edificio de Nerv, eran las 5:49 de la tarde cuando cruzó los pasillos solitarios del local, estaba en silencio cuando dejó su empapada chaqueta colgando el perchero del corredor junto con su sombrilla y las botas. Al entrar en la tibia cabina sintió que su cuerpo empezaba a relajarse hasta sentirse cómodo, al otro lado del compartimiento una chica menuda rebuscaba entre unas cajas marrones. El muchacho buscó a por sus pantuflas azules en la casilla que estaba a un lado del sofá rojo y la mesita de centro de transparente cristal; cuando las tuvo en sus pies un escalofrío reconfortante recorrió su cuerpo, eran muy mullidas y cálidas, perfectas para tener en sus fríos pies durante las próximas horas.

Recorrió casi media sala del locutorio para poder sentarse enfrente de las computadoras, bocinas, micrófonos y audífonos especiales. Cuando por fin se instaló volvió su mirada a la chica de antes; ella era delgada, de una piel blanca como porcelana, llevaba un sencillo vestido celeste que combinaba a la perfección con su cabello corto y perfectamente peinado; ella también llevaba en sus pies pantuflas – celestes también – el celeste era el color de Rei Ikari, le sentaba bien.

— Hola, ¿qué buscas? — se animó a preguntar el moreno

— Makinami trajo comida de un local nuevo.

Shinji Ikari asintió, como si las palabras de Rei hubieran dado gran explicación, se dijo a sí mismo que tal vez eran dulces y que Rei buscaba el mejor para ella. Al parecer por fin encontró lo que buscaba, era un bollo de cereza, tan rojo y brillante como sus ojos, porque los ojos de Rei Ikari eran todos menos comunes, grandes orbes de rojo oscuro, que parecían ajenos a todo lo que sucedía a su alrededor. Se acercó a él y se situó a su lado en la otra silla giratoria blanca y negro.

— ¿Quieres uno?— preguntó Rei

— No, gracias— sentía el estómago revuelto—. Tal vez luego.

Rei asintió. Shinji observó por el cristal detrás de las computadoras y delante de ellos como una puerta metálica se abría, entraron un hombre y una mujer un poco mayores que ellos. La mujer, de cabellos castaño cortos y sonrisa amable se acercó a un micrófono del lado exterior.

— Tienen 4 minutos— dijo, y ambos asintieron.

4 minutos para salir al aire. 4 minutos para llevarles música a las personas.

La radio Evangelion se encontraba en las oficinas de Nerv, estaba al aire 24 horas, todos los días de la semana. Era dirigida por diferentes personas en diferentes turnos, el turno matutino pertenecía a Misato Katsuragi y Ritsuko Akagi, el turno del medio día pertenecía a Asuka Langley Sohryuu, el intermedio a Mari Illustrious Makinami y el turno nocturno era de los Ikari. 5 horas de música clásica. El turno nocturno terminaba a las 10, desde la 1 a las 5 am se transmitía canciones programadas o los sábados por ejemplo, era el turno de Makoto Hyuga y los domingos de Maya Ibuki y Shingeru Aoba.

— 3, 2, 1...

La cuenta regresiva de Maya Ibuki terminó, la luz roja de "Al aire" parpadeaba frente a ellos hasta quedarse fija. Shinji respiró hondo, empezaban ya.

— Buenas noches y sean bienvenidos a Radio Eva— dijeron a coro

Shinji ni siquiera había notado cuando Rei había terminado su bollo de cereza, teniendo en cuenta que comía muy despacio y a mordiscos pequeñísimos, le restó importancia.

Durante varios minutos recibieron llamadas o mensajes de los radioescuchas, pidiendo diferentes canciones, diferentes piezas y todas y cada una hacían que el pecho de Shinji se estremeciera. La música siempre había sido parte de su vida, a la madre de ambos: Yui Ikari, le encantaba, ella solía tocar el violonchelo hasta que cuando murió se lo heredó a Shinji y Rei se quedó con su violín. Shinji y Rei aprendieron a tocar con los años. Él no se consideraba tan talentoso como lo era Rei; ella tocaba el violín con una delicadeza impresionante, y siempre era felicitada por todos.