En Batalla

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Los ojos de Hydra se habían oscurecido, el color verde agua había sido sustituido por un negro profundo, señal de que estaba usando todo su poder, concentrando toda su energía en un escudo protector. Temblaba de miedo, era inevitable más cuando sentía como se debilitaba con cada embate de Minos que sonreía con arrogancia.

Como todo elfo Minos era hermoso pero su mirada estaba llena de maldad lo que le daba una apariencia siniestra a pesar de su belleza, la muecas desquiciadas en ese fino rostro no eran acordes con la angelical apariencia que lo hacían lucir más como un temerario demonio con ansias de sangre, y de alguna manera así era.

Los ojos de la chica comenzaban a aclararse, esa no era una buena señal, no ahora que de su resistencia dependía la vida de Scorp y la de ella misma. Podía sentir como la piel del rubio se tornaba cada vez más fría bajo su cuerpo con el que intentaba protegerlo, apenas y podía sentir una débil respiración.

La morena estaba desesperada cuando sintió como se desquebrajaba su ultima resistencia, escucho la carcajada desquiciada de Minos y abrazándose al cuerpo inmóvil y casi sin vida de Scopius, con resignación a su suerte cerró los ojos con fuerza esperando, solo esperando el último golpe. Su ultimo pensamiento fue para sus hermanos y para Thor, su muy amado Thor.

Como un látigo la magia de Minos se cernió sobre Hydra y Scorpius  rompiendo al fin con ese impacto el debilitado escudo dejándolos indefensos ante su magia.

Lejos de ahí, en las entrañas del bosque prohibido otra batalla se llevaba a cabo. Un par de arboles habían caído al recibir los furiosos ataques de Cabed. El viento soplaba con gran fuerza haciendo que las copas de los arboles se agitaran con violencia, sin embargo, las brutales ráfagas no hacían nada al chocar contra el campo de fuerza que envolvía a la castaña.

Cabed sorprendido se quedo inmóvil por unos minutos al ver la aparición de Valda, parecía como si el tiempo no hubiera pasado, ante sus ojos estaba de nuevo esa hermosísima Elfa de piel nívea y cuerpo tentador que tanta pasión insana había despertado en el al punto de ultrajarla. Su apariencia taciturna e incorporea no desmerecía en nada la belleza que había poseído en vida, su rostro un ovalo perfecto de facciones tan finas como talladas por los mismos dioses, unos ojos tan azules y resplandecientes que opacaban incluso la belleza de los luceros del firmamento, un mar de oro era su larga cabellera que se extendía por su espalda y sus hombros hasta casi tocar el piso.

Era la visión de un ángel sin duda, pero aunque su belleza no había menguado encontró tal firmeza y determinación en la fantasmal aparición que dudo por un segundo que fuera ella. Lo que no sabía Cabed era que Valda a pesar de estar muerta y encontrarse en otro plano había dejado por fin de temerle y se veía movida a defender a su hijo y a aquellos seres que ahora eran lo mas cercano a una familia que tenia Barlog.

Odalis sentía el suave toque de Valda en sus hombros, le basto girar un poco su cabeza para verla y compartir una sonrisa, antes de regresar su mirada a Cabed que seguia sin asimilar la presencia del fantasma ligado a la castaña.

-En el pasado fui cobarde Cabed y me deje morir en lugar de actuar, pero aun ahora no es tarde para salvar a mi hijo de tus garras. -Los labios de Odalis se movían pero era la voz de Valda la que se escuchaba a través de su garganta, entre tanto la elfa solo miraba fijamente al elfo frente a ellas sin moverse.

-Pierdes el tiempo. -Contesto intentando recomponerse de la sorpresa.

-No es tiempo perdido Cabed, no permitiré que sigas con tus planes, Barlog tendrá una vida buena al lado de estos humanos.

-Eso está por verse. -Amenazo y levantando sus manos hizo que la tierra se cimbrara bajo los pies de Odalis y se abriera causando un gran estruendo y que esta callera en la grieta profunda que se había formado

Draco Nos Volvemos A Ver (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora