-A veces estoy durmiendo y de la nada me despierto super agitada. -Agregó Natalia. -Últimamente me está pasando muy seguido, y muchas veces despierto temblando y con mucho miedo a no sé qué. -Se encogió de hombros. -Prefiero no dormir a tener pesadillas y despertar con esa sensación de ahogamiento.

-¿Por qué no vas a algún sitio para que te ayuden con esto? -Le pregunté un poco obvia y ella se encogió de hombros, clavando su vista en el suelo.

-Eso es lo que le hemos dicho con Miki hace como dos meses atrás. -Dijo la rubia. -No puedes seguir así, Nat. Estamos muy preocupados por tí y de verdad.

-Vale, buscaré ayuda. -Aceptó. -Lo haré lo antes posible.

-Me alegra escuchar eso. -Le dije sincera.

-Cuando tuve la charla con Paul tuve un ataque. -Admitió Natalia con voz temblorosa.

-¿Qué dices? -Preguntó María, con la boca ligeramente abierta.

-Eso. Y luego gracias a él logré calmarme.

-Qué fuerte. -Dije en un hilo de voz.

De un momento a otro se formó un silencio totalmente incómodo, observé como Natalia tenía la vista clavada en el suelo y su mirada estaba perdida. Sus manos temblaban e intentaba esconderlas dentro de los bolsillos de su chaqueta. María movía el pie izquierdo haciendo ruido, sin saber que decir.

Por suerte, el timbre interrumpió aquel momento incómodo y María se levantó para atender.

-¡¿Qué te pasa?! -Gritó desde la puerta y yo me sobresalté. Quise levantarme, pero opté en quedarme porque el pie me molestaba bastante.

María apareció en el pasillo con Camila a su lado. La chica de pelo fucsia lloraba y temblaba, y yo me sobresalté aún más. No me sorprendió el hecho de que venga a mi casa, ya que ayer había venido a visitarme por la tarde con María. Pero verla en ese estado si me sorprendió muchísimo.

-Camila, ¿qué ha pasado? -Hablé por primera vez. -Siéntate a mi lado, ven aquí. -Le dí varias palmaditas al sofá y se sentó conmigo, seguida de María.

Natalia, por otro lado, miraba la situación atentamente, pero sin decir absolutamente nada.

-¿Qué ha pasado? -Insistió ahora María.

-Me agredieron por llevar el pañuelo éste. -Le mostró el pañuelo verde a María la cual frunció el ceño. -Me gritaron repetidas veces "feminazi" -Dijo con una sonrisa amarga.

-Qué hipócrita es la sociedad machista intentando hacernos quedar mal llamándonos feminazis. Parece que se olvidan que a nosotras nos violan, nos acosan, secuestran y matan. Pero nosotras somos las que tenemos actitudes nazis. -Suspiré y solté una risa sin gracia. -Esos mismos son los que apoyan la industria del porno.

-La pornografía actual se basa en el sexo forzado. Se trata de violación, de dolor y humillación. -Comenzó a contar Camila y le prestamos atención. -Las mujeres están siendo realmente obligadas a tener relaciones sexuales que no quieren tener. Y además están las violaciones que se filman con mujeres que no están en la pornografía, o sea, me refiero a las mujeres que son violadas y filmadas sin siquiera saberlo. -Concluyó. -Los mismos varones que están en todo esto nos llaman "feminazis". -Agregó.

-Ya, tía, el otro día estaba discutiendo sobre esto con unas compañeras de trabajo. -Comencé a relatar. -Les decía que la mayoría de las personas no saben sobre la violencia en el porno. Una chica me preguntó que cómo que había violación y también me preguntó "¿si están ahí es porque quieren, no?" y no, no es así. -Negué repetidamente. -Las mujeres no hacen esto porque les gusta acostarse con cuatro o cinco tios a la vez.

CORASHE | albalia.Where stories live. Discover now