PUBLIC RESIGNATION 公の辞任 NOMIN

⊱1⊰ | EXPOSICIÓN

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     El profesor Jung tomaba por primera vez la jefatura de una clase en su corta carrera como docente, por lo que a veces tenía ideas extrañas o demasiado inusuales para acercarse a los alumnos que tendría a su cargo por los siguientes tres años hasta la graduación. Aquella clase, la última del primer mes del segundo año, no fue la excepción.

—Le daré un papel a cada uno —vociferó Jung Jaehyun para ser escuchado en todo el salón—, quiero que escriban alguna preocupación o algo que les gustaría compartir con el resto de la clase. No tiene que ser algo malo, pero si sienten que es demasiado personal, pueden abstenerse de escribir su nombre en la hoja.

En cuanto acabó su breve explicación de la actividad a realizarse en el corto bloque que le era entregado para orientación, el murmullo colectivo se expandió por todo el lugar dejando en claro el disgusto del alumnado por la nueva idea que su profesor les traía y la cual nadie tenía interés en realizar. 

Hubo un valiente que alzó su mano en nombre del curso, dispuesto a rebatir contra el señor Jung el objetivo de exponerse frente a todos, ya que el mayor no lo había dejado en claro.

 —¿Y qué haremos luego de darle los papeles? —preguntó cuando la palabra le fue cedida. 

Los ojos del maestro brillaron con entusiasmo, como si estuviese esperando aquel cuestionamiento a su actividad y contara con la respuesta preparada de antemano. El chico sintió sus vellos erizarse ante aquellos ojos emocionados, y con lentitud bajó la mano a la espera de la respuesta de Jaehyun.

—Leer las respuestas frente a todos, por supuesto —contestó luciendo los hoyuelos a cada lado de sus mejillas mientras sonreía y juntó las manos en un aplauso que hizo a varios saltar en sus asientos—, y buscar soluciones, claro está. Entre todos podemos aconsejarnos mutuamente y obtener buenas sugerencias.

Algunos, los menos participativos, comenzaron a quejarse como era costumbre, y los demás, a quienes poco les importaba lo que el profesor hiciera o dejara de hacer en sus clases, se pusieron a comentar entre ellos sobre qué escribirían en el papel que el hombre pasaba entregando por sus puestos. 

Un chico de cabellos cobrizos entre los puestos a un lado de la pared, lucía peculiarmente entusiasmado con la idea del docente y, en cuanto éste acabó su explicación, se volteó hacia el puesto de su amigo pelinegro y le sonrió con diversión.

—¿Qué piensas escribir, Jaemin? —preguntó el chico.

Jaemin se encogió de hombros y sacudió la cabeza.

—No sé, lo único que tengo claro es que no pondré mi nombre —aseguró frunciendo los labios—, cualquier cosa que diga puede ser usada en mi contra por este montón de... simios descerebrados que no piensan antes de actuar. ¿Qué hay de ti, Hyuck?

Donghyuck imitó la acciones anteriores del contrario y se encogió de hombros también, perdiendo la emoción al notar el poco entusiasmo de su amigo y lo indiferente que lucía a descubrir cosas acerca del resto. Él, por su parte, era bastante curioso y estaba realmente interesado en descubrir uno que otro dato innecesario acerca de sus compañeros, sobre todo si en algún momento podría usarlos para su beneficio personal. Sin embargo, y al igual que Jaemin, no tenía nada que quisiera compartir ni tampoco algo que lo acongojara y por lo que necesitara apoyo o un consejo, de lo contrario probablemente ya lo hubiese charlado con el mismo pelinegro que ahora tenía enfrente y juntos hubiesen hallado una solución.