—Van a salir las chicas más bellas del lugar a bailar —dijo emocionado.

—Grandioso —dijo Parker—. Lo que he deseado toda la vida.

—Ya verás —dijo divertido—. Gatubela está bellísima.

—Gracias —dijo con fastidio—. Los gatos me dan alergia y las gatas peor. Cuido mi salud, ya sabes, algún defecto tenía que traer.

  La música comenzó y salieron siete mujeres enfundadas en disfraces de heroínas y personajes famosos que hicieron enloquecer a los hombres del lugar.

—¡Por Dios! —dijo al escuchar a los hombres—. Luego porque las mujeres dicen que somos simios que aplaudimos por todos.

—Tú solo disfruta —dijo Max.

—Me niego a ver eso —dijo Hurs—. Soy un hombre que no debe mirar a otra.

—Ella no te ve —dijo Max—. En el sentido literal.

  Recibió una palmada en la cabeza de parte de Hurs.

—Por Dios, no vas a ser infiel, solo vas a mirar —dijo Max—. Deja de ser tan miedoso.

   Las mujeres comenzaron a bailar mientras ellos veían el espectáculo y aplaudían lo necesario aunque Parker veía incómodo a Maddox y a Hurs, a Max lo veía emocionado y él solo se mantenía indiferente aunque debía admitir que el lugar le gustaba a pesar de todo.

   A Parker siempre le había gustado bailar y era un excelente bailarín como su padre, pero tras todo su infierno lo había dejado de lado, de hecho había dejado de lado toda su vida.

—Buenas noches —dijo Davenport llegando en ese momento y sentándose a lado de Parker.

   Los cuatro le dieron un saludo escueto antes de que volvieran a fijar la vista en el número de las chicas.

—Me alegra que hayas venido —dijo Parker—. Me sentía indefenso en medio de las señoritas hormonales que me acompañan.

—Puedo imaginar —dijo el sujeto—. Suele pasar cuando ya les colocaron el collar.

—Yo no tengo un collar —dijo Hurs—. Me siento ofendido.

—Claro que no pequeño —dijo Davenport—. Lo tuyo es un grillete, esa mujer te tiene cogido del pene.

  Hurs enarcó una ceja y miró al rubio.

—Eso no es verdad —dijo fingiendo estar ofendido—. Y si me tiene agarrado de ahí, es suavecito para que no me duela.

—Sí, así es —dijo Parker—. Así comienza la violencia.

—Dejen ver el espectáculo —los reprendió Max—. Parecen comadres.

   Comenzaron a reír y guardaron silencio mientras las chicas bajaban del escenario para bailar sobre los caballeros.

   Se acercaron a algunos hombres y fueron de mesa en mesa hasta que se dirigían hacia la de ellos.

—No por favor —dijo Hurs—. Va a darme un ataque.

   Comenzó a fingir ansiedad pero Davenport lo calmó diciéndole que sería su secreto.

   Una de las chicas se acercó a Max subiendo sobre él para bailar.

  Como era de esperarse sus manos volaron al trasero de la chica mientras Maddox se quedó quieto viendo a la chica que se acercó pero no rechazó.

  Hurs se movió un instante pero dejó que la chica bailará sobre él, Davenport recibió a la chica sin problemas y la última se acercó a Parker.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora