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Observaba la escena asombrada.

Casi no podía distinguir a los amigos de los enemigos.

Pero mi mirada estaba atenta sobre la mano de Jane.

La mano en la que tenia agarrado fuertemente mi collar.

Salir en ese momento hubiera sido un error.

Si uno de los piratas o los Nuevos Niños Perdidos me veía estaba acabada.

Sin hablar de la espeluznante sombra de Jane...

Thomas peleaba contra ella de una forma extraña.

No se tocaban, nada más se acercaban un poco hasta que el otro retrocediese.

Una pequeña mirada hacia mi estómago me hizo darme cuenta de que el tiempo se me acababa.

Miré mi mano y las venas ya se notaban.

No me quedaban muchas fuerzas.

Solté un largo suspiro antes de mirar al cielo y hacer que la noche apareciera.

Solo era un señuelo, claro, pero la oscuridad iba a impedir que me vieran fácilmente.

Aproveché aquello para transportarme dentro del barco.

Por suerte en un camarote.

Aunque olía mucho a ron.

Tambaleándome por el ajetreo de arriba y la marea subí a la cubierta para ver dónde estaban Peter y Jane.

No tardé en encontrarlos casi al borde del barco.

Un paso en falso y uno de ellos caería al agua.

Aquello me dio una idea.

Si me acercaba y le quitaba a Jane mi collar podría tirarla al agua y ganar tiempo.

O podría usar mi magia para quitarle el collar...

Con un movimiento hice que el collar comenzara a moverse por si solo.

Jane debió de saber que estaba cerca porque miraba a su alrededor buscándome.

Lo apretó con más fuerza contra ella dificultándome en trabajo.

No tenía tiempo que perder ya que comenzaba a temblar por el frío que tenía.

Si no me apresuraba me desmayaría o moriría.

Cerré los ojos y eché a correr como pude rumbo a Peter y a Jane.

Jane sonrió con malicia al verme y Peter me miró preocupado.

Peter: ¡______, no!- gritó pero ya era tarde.

Me abalancé sobre Jane y ambas caímos al agua con un grito.

Abrir los ojos bajo el agua me costaba pero pronto detecté mi collar que se hundía lentamente.

Nadé hacía él para evitar eso hasta que sentí que alguien me agarraba el pie lastimado.

No necesitaba voltear para saber quien lo hacía.

Me movía frenéticamente para que me soltara pero sus dedos parecían dispuestos a soltar a su presa.

No quería hacerlo pero al final tuve que patearla para que me liberara.

Lo cual funcionó.

Pero no pude disfrutar de mi victoria porque cuando tomé mi collar escuché un sonido extraño.

Al girarme vi que Jane había soplado un caracol de mar.

Sin esperar a que algo sucediera, nadé a la superficie para tomar aire.

El frío de la noche empeoró mi condición pero al menos ya tenía lo que necesitaba para salvarme a mi y a todos.

Peter miraba el agua con inquietud y cuando me vio soltó un suspiro aliviado.

Le sonreí y nadé hasta la playa.

Entonces de nuevo sentí que me jalaban al mar.

Solo que estaba vez no era una sola mano.

¡Sirenas!

Estaba muerta.

Por eso Jane había soplado el caracol, para llamarlas y ordenarles que me ahogaran.

Media docena de ellas me arañaba la cara y me querían llevar a las profundidades.

Una me lastimaba la mano para que soltara el collar.

Pero ni loca lo iba a soltar.

Desafortunadamente no había agarrado suficiente aire antes de que me sumergieran.

Grité de dolor cuando abrieron más la herida de mi estómago.

Si no me moría por ahogarme o por el Tormento lo iba a hacer por desangrarme.

Mis párpados comenzaron a cerrarse cuando dejé de sentir a las sirenas por mi cuerpo.

Thomas y Peter las apartaban con unas espadas para sacarme de ahí.

No funcionaba mucho pero a mi me permitió salir del agua.

Tosí y respiré todo el aire que pude.

Jane y su tripulación habían logrado vencer a los Niños Perdidos.

Ella me miraba con odio desde su barco.

Jane: No tienes escapatoria, mocosa. Así que o me das el collar o cuando te mate no tendré compasión por tus queridos amigos.

A mis espaldas escuché como Peter y Thomas salían del agua.

Me sorprendió que pudieran haber vencido a las sirenas.

El agua se mezclaba con mi sangre y mi vista se nublaba.

Los sonidos me parecían muy lejanos y cuando Peter se puso frente a mi no supe si estaba realmente ahí o no.

Imágenes de mi niñez y los acontecimientos recientes se repetían en mi cabeza.

Entonces la imagen de mi abuela me hizo reaccionar.

Recordé que ella se había sacrificado por mi.

Y yo debía de hacer que su muerte no fuera en vano.

Con la poca fuerza y lucidez que tenia me coloqué el collar y diciendo las palabras que debía de decir para que el Ritual de la Estrella iniciara...

Me desvanecí.

"El Chico En Mi Ventana" Peter Pan / Robbie Kay Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora