Toda guerrera se enfrenta a batallas personales, aparte de la gran guerra, pero que de alguna manera están relacionadas, quizás para fortalecerla y otras para intentar derribarla.
Hay batallas que duran años, muchos años, y hay algunas cortas. También las hay leves y otras mucho más pesadas. Hay batallas en las que tú entiendes el propósito y hay muchas en las que no entiendes nada.
Pero de igual forma las tienes que vivir.
No sé cuánto tiempo tengas con tu situación: económica, de enfermedad, o familiar. Pero recuerda a aquella mujer de flujo de sangre, un flujo de 12 años, un tratamiento que ya la había hecho perder todo lo que tenía y nadie le encontraba solución. Pero había escuchado el nombre de Jesús y que hacía prodigios y milagros, y poco le importo que la multitud la pisoteara, tenía una misión, que era tocar a Jesús por qué en su mente decía: si tan sólo tocare el borde de su manto, entonces yo sanaría. Te repito... no se cuanto tiempo tienes de estar llorando, clamando por una respuesta, solo te digo no desmayes, no le des la espalda a tu Dios, cree en El. Confiando en que si tan solo le tocares entonces todo se resolvería. Dios obra a su perfecto tiempo guerrera aunque nosotros no entendamos.
