Capítulo 24 - Lo que callan las paredes

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Todos los días se entregaban al amor, y no solo una vez, sino que a veces eran 3, 4, 5 o simplemente cuantas veces sus cuerpos resistían, pero este no era un factor claro, pues aunque sus cuerpos ya no se pedían, sus almas tenían la última palabra y buscaban unirse a cada momento que sea posible.

En realidad el punto límite se establecía por la hora de llegada de Carolina a su casa, por supuesto la excusa de estar estudiando para los exámenes no era suficiente para pasarse toda la noche en el dormitorio de Miguel Ángel, así que cuando la noche se trasladaba a sus horas más lúgubres era el momento en que ambos salían de ese espacio bohemio que ambos compartían, aunque siempre ambos buscaban las excusas adecuadas para postergar ese regreso a la realidad, de una manera u otra terminaban haciendo el amor de nuevo, las declaraciones de <<qué esta sea la última vez>> jamás funcionaban, ambos se mentían y eso lo disfrutaban.

Cada día sin falta y más temprano que el día anterior la pareja abría la puerta del apartamento, como siempre la primera en entrar era Carolina quien siempre mantenía una cara llena de ilusión, la misma que tenía desde su primera vez y que la mantuvo por siempre, la típica cara de una chica enamorada, era imposible pensar que alguien así se pudiera convertir en un demonio lujurioso.

La cara de Miguel Ángel por el otro lado era de perdición, como si no tuviera otra alternativa. Todo esto traía recuerdos de las historias griegas, donde las diosas llegaban a este mundo a tentar a los humanos, por supuesto esa aura de las diosas era imposible de resistir, lo mismo ocurría a Miguel Ángel, pero obviamente él no estaba enamorado, y eso era lo triste de todo esto.

No sabría decir si Carolina estaba al tanto de que él no la amaba, o quizá ella se convenció a si misma de ello. Pero como sea, la forma en que se amaban sería la envidia de cualquier pareja.

Llegaban como dos simples amigos, convencidos de que la razón por la que estaban encerrados por esas paredes era la correcta. Primero se ponían cómodos, buscaban algo de comer, bebían un mate, se ponían a hablar de cualquier cosa, nada de palabras de amor, sino de cualquier cosa, incluso a veces estudiaban un poco, de hecho los libros de Medicina siempre estaban tirados por todas las habitaciones del apartamento; ellos transitaban tranquilamente, nunca se desesperaban, era como si no querían apresurar el momento que sabían que de alguna manera u otra llegaría.

De esta manera poco a poco empezaban los primeros roces entre ellos y reían, reían mucho, nunca había visto sonreír tanto a Miguel Ángel en todo este tiempo, disfrutaban de tocarse, de molestarse y de hablar sobre la vida, preguntas tontas, conclusiones erróneas e ideas locas.

Y así seguían, el tiempo transcurría y al parecer a ellos no les importaba, tan solo seguían en ese mundo en que eran tan solo ella y él, era como el Edén de Adán y Eva, y muy pronto ambos terminarían con los mismos trajes de ellos, los padres de todos.

Carolina disfrutaba tanto que la toquen, y Miguel Ángel también disfrutaba tocarla. Lo hacía de una manera lenta y con tanta delicadeza que ella simplemente se movía a la par de sus manos como una gata.

Se empezaban a sentir, y ya en este momento no había ninguna parte del cuerpo considerada “intima”, ahora ambos simplemente tocaban, pero toda esa ropa no les permitía el disfrute máximo que ambos sentían al besarse sus cuellos, entonces manteniendo la calma única de ellos iban desnudándose el uno al otro sin un orden en particular, simplemente empezaban por la parte del cuerpo que más les entusiasmaba, pero incluso así no se apresuraban, incluso solían quedarse sin pantalón, sin brazier, o sin nada y seguían caminando, haciendo sus cosas, como si nada pasará; podían controlar esas ansias de amarse y eso era impresionante.

En el protocolo de la desnudez empezaban a soltarse los primeros cruces de labios, era extraño pero recién en este punto del amor iniciaban los besos, ¡pero que besos eran aquellos!

Una Libreta y Una PlumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora