Prólogo

38 3 0
                                    

Mi padre de pequeño solía hablarme de cierta palabra un tanto curiosa... Serendipia, cuyo significado parecía ser igual de profundo que mis sensaciones al escucharla, se dice de aquel hallazgo afortunado y valioso con el que nos encontramos mientras buscamos algo distinto, podemos llamarlo destino, pero yo no creo en él, quizá suerte o... casualidad.

Mi nombre es Dave Walker, soy un chico al que todos consideran... ¿Especial?, sí, creo que esa es la palabra adecuada, he pasado toda mi vida luchando por algo que se escapaba incluso a mi propio entendimiento, por algo que creía que valía la pena pero que acababa demostrándome que pocas cosas la merecían, hablemos de términos de libertad, ¿Nunca os habéis sentido como fuera de vuestro lugar?, ¿Nunca se te ha pasado por la cabeza pensar que luchamos por ideales que se escurren entre nuestros dedos como la propia arena?, efímeros, al igual que muchas cosas que verdaderamente nos hacen felices, y hoy estoy aquí para contarte nuestra historia.

Todo comienza con el último vasallaje de los 25,  se trataban de unos juegos del hambre especiales, en donde una regla cambiaba toda la perspectiva previa sobre ellos, en uno de ellos la regla fue que los luchadores fuesen exclusivamente niños, y en la última edición fue que tan solo se podían incluir a los supervivientes de los anteriores juegos que siguieran con vida, todo ello con la intención de acabar con Katniss, quién iba adquiriendo cada vez más la batuta de la revolución para llegar a convertirse luego en el sinsajo y a su vez, en el símbolo que marcó un antes y un después en la historia.

Luego de que la revolución tuviese éxito, Snow fue asesinado por la multitud y la presidenta Coin fue asesinada por Katniss tras saber que ella fue la causante de la muerte de su hermana y de miles de inocentes más. Poco más se sabe de ella, solo se nos ha contado que acabó teniendo hijos con Peeta, uno de los tributos que también ganó junto a ella los juegos del hambre y con quien compartió bastantes momentos de todo tipo, sin embargo, la sociedad cambió su curso y no siguió el orden que se suponía que iba a seguir...

Luego de unos años en paz y después de la resurrección del distrito 13 tras la caída del capitolio, el poder acabó por corromper los corazones de todas las personas que ahora mandaban, los del 13 recordaban una y otra vez por todas las penurias por las que habían tenido que pasar por culpa del capitolio, desde fingir su desaparición al completo, hasta tener que reconstruirse desde cero bajo tierra.

Lo que parecía ser el momento tan ansiado de paz, pasó a convertirse en un verdadero infierno, los juegos del hambre volvieron a su curso tras su desaparición temporal pero con la exclusiva regla de que el distrito 13 no se vería afectado, algo que conmocionó a todo Panem tras la ilusión que sentían de haberse librado por fin de la oscuridad y el miedo por el que se veían hasta el cuello. 

A medida que fueron pasando los años las cosas fueron a peor, miles de familias quedaron sin medios económicos suficientes como para siquiera subsistir y una grave crisis comenzó a azotar a la mayoría de Panem, los recursos fueron siendo cada vez más limitados, la jornada laboral se extendió y por desgracia, a mi familia le tocó vivir en este período tan desastroso en el que cualquier índice de ilusión acababa sin dejar rastro...

Mis padres eran Amy Ribs y Shawn Walker, ambos del distrito 5. Mi padre trabajaba en la central que se encargaba de suministrar la energía a todos los lugares y mi madre era la persona encargada de la seguridad de aquel mismo lugar. Cuando las jornadas aumentaron ambos se vinieron abajo, no cobraban lo suficiente como para poder seguir adelante y encima de todo eso,  mi madre había quedado embarazada de mi para su terrible desgracia.

Mi infancia no fue la deseada, mis padres no paraban de echarme en cara que no fui deseado y me echaban la culpa de todo lo malo que ocurría en casa, aunque ahora que lo miro desde otra perspectiva, es comprensible teniendo en cuenta el estrés al que estaban siendo sometidos... Yo por mi parte, simplemente me dedicaba a llorar a escondidas, hacía lo que podía por ayudar pero mis esfuerzos eran en vano, no era más que un simple niño inútil, o al menos eso era lo que me recordaban ellos una y otra vez.

Por aquella época yo no me juntaba con absolutamente nadie, me dedicaba a ir por la calle y disfrutar de algunos paseos que me hacían olvidar los amargos momentos de mi vida en los que me sentía como un estorbo, ¿Que sería de aquel niño inútil, sin amigos y sin rumbo en su vida?...

Pero todo cambió cuando llegué a mis 7 años, todavía recuerdo aquel día como si fuese ayer, ver a todas las personas con el temor en sus ojos, con el miedo inundando cada parte de su cuerpo, había llegado el día de la cosecha, ese día en el que se escogían a los participantes de los juegos del hambre de ese mismo año. Ambas urnas separaban al sector femenino del masculino, el silencio abordaba cada sector del perímetro y el miedo era apreciable. La presidenta de nuestro distrito comenzó con un pequeño discurso que ni siquiera pareció salirle desde el corazón, luego, fue pronunciando los nombres de los elegidos a medida que sacaba los papelitos de las enormes urnas donde se encontraban los nombres de todas las personas con la edad necesaria como para poder participar en los juegos.

"¡Lana Grant!" gritó la presidenta mientras que se escuchaban algunos murmullos por el sector femenino, fue entonces cuando una joven de entre 18 y 21 años salió hacia el lugar donde se encontraba la presidenta y se puso junto a ella llevándose las manos a la cara, unas lágrimas brotaban de sus ojos y la desesperación pareció jugarle una mala pasada, fue entonces cuando le tocó el turno al sector masculino y, para mi sorpresa... "¡Shawn Walker!" gritó la presidenta mientras que mi padre salió de entre la multitud y llegó al lugar en el que me encontraba, se puso de rodillas hasta ponerse a mi altura y le vi sonreír por primera vez en toda mi vida, noté como sus manos me daban pequeñas caricias en el pelo y como con la otra me tocaba el pecho por la zona donde se encontraba el corazón, noté como ejercía algo de presión sobre mi y, al bajar la mirada me encontré con un pequeño medallón  de color plata que formaba el símbolo del ya conocido sinsajo, "A pesar de todo, Nunca olvides de donde vienes..." me dijo con la voz entrecortada mientras yo permanecí inmóvil sin mostrar ni uno solo de los sentimientos con los que me encontré en aquel instante, no llegaba a comprender del todo lo que estaba ocurriendo y mucho menos el por qué mi padre decidió preocuparse por mi en el último momento...

Luego de reincorporarse, mi padre se dirigió con lentitud hacia la zona donde se encontraban la presidenta y aquella chica, y luego de haber pronunciado unas palabras, la presidenta les llevó a ambos hacía una pequeña puerta que tenían tras de sí. La multitud parecía estar mucho más aliviada excepto la que parecía ser la familia de la chica, por otra parte, pude ver como mi madre se derrumbaba y comenzaba a llorar desesperada en un pequeño banco alejado, me dirigí hacia ella y apoyé mi mano en su hombro, no entendía su comportamiento y nunca me habían explicado del todo bien lo que eran los juegos, hasta que, después de una pequeña charla con mamá pude entenderlo todo, mi padre iba a jugarse la vida innecesariamente por el puro espectáculo de unos pocos... mi corazón parecía no entender del todo los sentimientos que me abordaron, rabia, decepción, tristeza, y es que a pesar de mi infancia, no cambiaba el hecho de que tanto mi padre como mi madre era la única familia que tenía, y ahora estaba a poco tiempo del desastre...

Tiempo después nos dejaron ver a papá por unos minutos, pasó casi todo el tiempo intentando consolar a mamá, y yo no pude contener las lágrimas cuando en los últimos segundos de la visita se dirigió hacia mi y me explicó el por qué de todo ese odio con el que me crié y justo antes de que nos obligaran a salir, pude escuchar un pequeño grito de su parte: "¡No seas un esclavo más!" añadió...

Los días después fueron desastrosos, mi madre siguió pasando de mi, tratándome como si fuese la mascota de la casa durante el poco tiempo que pasaba conmigo, sin embargo, todas las noches antes de acostarme observaba el pequeño obsequio que recibí por parte de mi padre antes de su partida, ¿Sería aquello un mensaje?...

Los Juegos del Hambre SerendipiaWhere stories live. Discover now