Capítulo Dos.

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¿Qué carajo acababa de pasar? En el momento en el que ese chico cruzó mirada con la mía sentí el corazón tan acelerado a tal punto que pensé que se me iba a salir del pecho. Fue una sensación bastante extraña, pero agradable. Seguro fue el hecho de que no había desayunado.

Justo esa mañana el agua no salía en mi habitación, así que agarré mi cepillo de dientes, mi celular y me dirigí hacia otro baño que había en el pasillo por si ocurría alguna emergencia. Ni siquiera me miré al espejo, ni me peiné, porque era muy temprano y las personas comenzaban a rondar por el pasillo a las 10 de la mañana. Eso era lo que me había dicho el chico que me ayudó a traer las maletas hacia mi habitación y faltaban 3 horas aún.

Me desperté muy ansiosa, porque hoy es el concierto al cual mi madre me invitó porque iba a ser nuestro reencuentro después de un mes de vacaciones. Estaba por comenzar mi primer año en medicina, había sido un mes bastante intenso, lleno de exámenes y necesitaba ver a mi madre cuanto antes porque estaba apunto de estallar de estrés, ella era la única que podía calmar el caos que llevaba dentro.

Me dirigía por el pasillo cuando recibo una llamada de mi madre, diciéndome que había conseguido el primer vuelo para viajar a Colombia, eso significaba que la iba a ver en unas horitas. Mis ojos se llenaron de lágrimas de emoción, de verdad la extrañaba mucho. Y necesitaba verla, no me gusta la distancia, no tendría que existir. Ella se había ido el mes completo a Marbella, donde se encontraba mi abuela, su madre.

Entre lágrimas le grité "Es hoy, mamá! Es hoy! No lo puedo creer!" y justo cuando dije esas palabras, sentí como alguien me estaba mirando y me sentí intimidada, así que miré quien era la persona que me estaba quitando segundos de mi felicidad. Y cuando alcé la vista, no podía creer lo que estaba viendo.

Santa.

María.

Virgen.

De.

La.

Cachucha.

Era una persona bastante alta, con unos ojos mieles y un pelo bastante despeinado, pero que lo hacía ver bastante bonito y reluciente. Tenía unas facciones masculinas hechas por la mano de Dios. Una nariz aguileña, unos labios gruesos y rosados, pómulos marcados y tenía una mandíbula bastante masculina.

Revovinando al momento en el que casi mi corazón sale expulsado por mi boca, el chico me estaba mirando, estaba como congelado, capaz que a él no se le da bien eso de madrugar. Parecía como shockeado, mierda, no me había quitado el maquillaje.

Bueno, me había olvidado de respirar y tenía la boca abierta. Estaba segura que cualquier mosca que rondaba por ahí, iba a ir a parar a mi boca. Reaccioné justo cuando sentí un poco de saliva en la comisura de los labios, dios, en serio? Intenté no actuar como una persona desesperada y loca, y simplemente seguí caminando normal como una persona que no se encuentra a alguien bonito en el pasillo de un hotel. Quise decirle "hola" pero me salió una mezcla de risa nerviosa y una voz completamente seca. Después de esa escena espantosa, corrí, y corrí, hasta que llegué a las afueras del hotel y tomé asiento en un banquito que se encontraba cerca para tomar aire y reflexionar sobre todo.

No puede ser, el chico me había visto en pijama, pantuflas, que por cierto son de Mickey Mouse, me las regaló mi abuela cuando la fui a visitar a Marbella y son bastantes cómodas. Ese no es el caso, el caso es que mi día empezaba con ver a alguien sumamente hermoso frente a frente, y yo estoy segura que parecía el exorcista con todos mis pelos sin peinar y mi cara sin desmaquillar.

Buen día para mí. Mierda.

Cristina - Sebastián Yatra.Where stories live. Discover now