El celo

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Por los enormes pasillos de aquella guarida caminaba un chico de cabello oscuro, ojeras profundas y unos ojos muy característicos.

Luego de un rato el Uchiha se paró enfrente de la puerta de los líderes y con calma llamó a la chica de ojos claros. 

-Itachi, por favor pasa- se escuchó la voz de la única mujer de Akatsuki.

El ex ninja de Konoha, abrió la puerta para encontrarse con Konan, la cual estaba de pie recargada en la ventana.

-Konan, necesito más supresores, los chicos la están pasando muy mal- dijo el menor sin quitar su expresión seria. 

-Claro, aguarda un momento- respondió la chica del origami mientras caminaba a unos de los muebles. 

-¿Sasori y Kakuzu siguen en una misión?- preguntó Itachi, sabiendo muy bien que los líderes prácticamente los echaban de la cueva para que no estuvieran cerca de los omegas. 

-Es mejor así Itachi, se que ellos se saben controlar, pero nunca hay que subestimar los instintos tan dominantes de los alfas- contestó Konan entregandole al beta los medicamentos. 

-Gracias, será mejor que los vigile- el poseedor del sharingan salió de aquel lugar, para ir a la habitación de sus compañeros.

En menos de cinco minutos Itachi ya se encontraba cerca y entre más avanzaba, más se podían escuchar los gemidos y suspiros de un rubio y también de cierto religioso.

En ese cuarto habían colocado dos camas, en una de ellas reposaba el artista de ojos azules, ya no tenía camisa y sus ojos nublados delataban toda la excitación que sentía. 

En la otra cama estaba el fanático religioso, su cabello que siempre estaban peinado ahora eran un caos, respiraba con dificultad mientras hundía sus uñas en la almohada. 

Por desgracia para los dos omegas sus celos habían llegado al mismo tiempo, así que los líderes por seguridad decidieron encerrarlos juntos. 

-I-Itachi- habló entre suspiros el inmortal.

-Tranquilos, traje más medicinas- dijo el Uchiha acercandole al creyente sus píldoras. Lo ayudó a incorporarse para que así pudiera consumir la dosis que le tocaba. 

-¡Ah!, ¿por-por que siempre mandan al Uchiha?- soltó Deidara tratando de controlar su voz, no quería que Itachi lo viera en ese estado.

El mayor no le prestó atención al comentario del rubio, solo le entregó su parte para que pudiera descansar.

-¡Mierda!- gritó el religioso acomodándose en las sábanas, sus instintos decían que debía satisfacerse, pero era demasiado orgulloso para ceder, además, estaba incómodo por la presencia de sus compañeros.

-Cállate- dijo el rubio apretando los labios. 

Itachi agarró una silla y la colocó en la esquina de aquella habitación, para él también era algo extraño ver a sus amigos en ese estado, pero no tenía opción, si los dejaba solos podrían hacer una locura. 

El Uchiha tomó asiento, esperando que los renegados cayeran dormidos. 

"Ser omega parece una tortura" pensó el chico de cabello oscuro. 




















Oh si, estoy volviendo a escribir esta bella historia nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨ esperó les guste.

Kakuhidan "omegaverse" Where stories live. Discover now