—¿Qué asuntos?

—Personales.

—¿Cuáles?

   Hurs hizo un gesto de desagrado al no comprender por qué estaba soportando un cuestionamiento así. Jamás le permitía a nadie meterse en sus asuntos y ella simplemente se metía sin pedir permiso.

—Scarlett, no me lo tomes a mal pero…

—Sí voy a tomarlo a mal —dijo ofendida—, así que será mejor que me digas la verdad antes de que me enfade aún más.

   No sabía cómo le hacía sentir la actitud digna y profundamente ofendida de Scarlett; en principio porque estaba seguro de que ella se sentía con el derecho de exigir todo tipo de explicaciones.

—No tengo por qué darte explicaciones —dijo en un acto de valentía.

  Ella enarcó una ceja y se cruzó de brazos aún más si es que eso era posible.

—Bien, no me la des —dijo y él frunció el ceño buscando el truco—. Me llevas a la salida, me trajeron con engaños diciendo que mi hermana había pedido mi presencia y debo volver a casa.

   Se veía tranquila y Hurs no estaba del todo seguro de si eso era bueno o malo.

—¿Quieres que te lleve a casa? —preguntó tomando su mano pero de nuevo ella la quitó.

—No gracias —dijo tajante.

—He comprado algo para ti —dijo tratando de conciliar.

   No obtuvo una respuesta, al contrario, ella seguía sin decir nada.

—¿Me ayudas a ir a la entrada? —preguntó—. ¿Me dejarías hacer una llamada?

—¿No vas a quedarte conmigo? —inquirió tratando de que ella al menos le sonriera—. Puedas hacer las llamadas que quieras.

—Gracias pero solo necesito una —respondió y él abrió y cerró la boca sin saber qué decir.

   Scarlett estaba molesta, no solo porque no la haya buscado ni se haya tomado la amabilidad de mandarle un mensaje a través de su hermana; sin embargo, ella no era una persona que acostumbraba a mostrarse débil y más que eso era una persona que solía desquitarse cuando tenía el agobio o la furia por algo.

   Le pidió la llamada arriesgándose a lo que sabía era una locura pero que de alguna manera le haría sentir lo mismo que ella sintió así que cuando Hurs le dijo que marcaría ella dictó el número de quién no se había atrevido a llamar en años.

  Hurs le dio el teléfono una vez estaba timbrando y ella lo colocó en su oreja para esperar a que respondiera.

   Se acomodó en el sofá y por un momento creyó que nadie atendería hasta que escuchó su voz.

—Hola —dijo temerosa.

—¿Scarlett?

—Sí, quiero pedirte algo —dijo directo—. ¿Podrías venir por mí y llevarme a mi casa?

  Hurs observaba desde la puerta pero no lograba escuchar con claridad lo que decía, ella parecía murmurar y finalmente colgó.

—No estuve con ninguna mujer —dijo desde su sitio—. Mis amigos son así de payasos, solo bromeaban.

   Hurs sabía que estarían afuera esperando que ellos terminaran de hablar, pero Scarlett no tenía ganas de hacerlo según su parecer.

   Se acercó hasta ella y se sentó a su lado antes de acariciar su rostro pero ella se removió y quitó su mano.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Where stories live. Discover now