-¿Lo de siempre, Taishiro?

-No puedo, estoy aquí por asuntos de Hogwarts. Ayudando al joven Kirishima a comprar sus útiles para la escuela.

-Dios mío-dijo el cantinero, mirando atentamente a Eijirou-. ¿Es éste... puede ser...? Válgame Dios. Eijirou Kirishima, es todo un honor.-Le dijo estrechándole la mano efusivamente.

Cuando lo dijo, todas las personas del bar se acercaron rápidamente al chico y le estrechaban la mano presentándose. Eijirou no entendía nada, y no sabía por qué esas personas le conocían.

Cuando Taishiro consiguió apartarlo de la multitud, le condujo hacia un hombre que llevaba un turbante en su cabeza.

-¡Profesor Bubaigawara! -dijo Taishiro-.Eijirou, el profesor Bubaigawara te dará clases en Hogwarts. (N/A: es Twice, ese es su apellido)

-K-Ki-Kirishima -tartamudeó el profesor Bubaigawara, apretando la mano de Eijirou-.N-no pue-e-do decirte l-lo contento que-e estoy de co-conocerte.

-¿Qué clase de magia enseña usted, profesor?

-D-Defensa Contra las Artes O-Oscuras 

Taishiro lo interrumpió.

-Tenemos que irnos. Hay mucho que comprar. Vamos.

Taishiro llevó a Eijirou a través del bar hasta un pequeño patio cerrado. Se paró frente a una pared de ladrillos y empezó a contarlos.

-Tres arriba... dos horizontales...-murmuraba-. Correcto. Un paso atrás.

Dio tres golpes a la pared, con la punta de su paraguas.

El ladrillo que había tocado se estremeció, se retorció y en el medio apareció un pequeño agujero, que se hizo cada vez más ancho. Un segundo más tarde estaban contemplando un pasaje abovedado  que llevaba a una calle con adoquines.

-Bienvenido al callejón Diagon.

Entraron en el pasaje. Eijirou miró rápidamente por encima de su hombro y vio que la pared volvía a cerrarse. 

Había muchas tiendas con objetos extraños que Eijirou no había imaginado jamás, y miraba cómo la gente entraba y salía de ellas.

Siguieron caminando hasta que vieron delante suya un edificio blanco. Gringotts.

Cuando entraron, pudieron ver a varios enanos en sillas revisando papeles. Fueron hasta el fondo de la sala parándose delante de un mostrador en el que un enano estaba mirando a través de sus gafas unos documentos.

-Buenos días -dijo Taishiro-. Hemos venido a sacar algún dinero de la caja de seguridad del señor Eijirou Kirishima.

-¿Tiene su llave, señor?-Le dijo el enano alzando la vista.

-La tengo por aquí -dijo Taishiro, y comenzó a vaciar sus bolsillos hasta que sacó una pequeña llave dorada.

-Y también tengo una carta del profesor Toshinori -dijo Taishiro-. Es sobre lo-que-usted-sabe, en la cámara setecientos trece.

-Muy bien -dijo, devolviéndosela a Taishiro-. Voy a hacer que alguien los acompañe abajo.

Llamó a otro enano que los acompañó hasta la primera cámara, la de Eijirou.

El enano abrió la cerradura de la puerta.  Dentro había montículos de monedas de oro. Montones de monedas de plata. Montañas de pequeños knuts de bronce.

-Todo tuyo -dijo Taishiro sonriendo.

Una vez cogieron un poco de dinero, el enano los guió hasta la segunda cámara que iban a visitar.

Eijirou Kirishima y la Piedra FilosofalWhere stories live. Discover now