3. Sentido Cristiano

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Cuando usted continuamente afirma y confiesa: "Te agradezco Dios, porque aunque parezca que la montaña (el problema) está creciendo, no lo está. En el nombre de Jesús, la veo quitada con los ojos de la fe".

Alguien dirá: "Sólo un tonto dice eso". Si la montaña todavía está ahí, si el problema todavía está ahí, y usted sabe que está ahí, no puede negar su existencia".

A veces cuando comienzo a enseñar sobre esto, algunos dicen que suena como si fuera lenguaje de la secta llamada "Ciencia Cristiana". En un servicio, una dama le dio un codazo a su esposo diciéndole (mi esposa alcanzó a escucharla): "Eso suena como Ciencia Cristiana".

No se trata de Ciencia Cristiana. Me gusta cuando el hermano Kenneth Hagin dice: "Se trata de sentido cristiano".

No niego la existencia de la montaña. Niego a la montaña el derecho de obstruir mi camino. No la veo existir en mi camino. La veo como la Palabra dice: Quitada.

La Palabra dice: "El justo por la fe vivirá". Hebreos 10:38. Y no por vista. "Porque por fe andamos, no por vista". 2 Corintios 5:7. Pero muchos cristianos están andando por vista, y no por fe.

Me permito una ilustración. Imagine a un conductor manejando en una autopista a 90 kms., por hora. Alguien, en otro auto, va a cruzar unas tres cuadras adelante. El conductor del primer carro en mención frena bruscamente y dice: "¡Hay un vehículo en el cruce!". Desde atrás, un carro lo golpea, y de repente ocasiona una colisión múltiple hacia atrás.

Alguien pregunta: "¿Qué le pasó?"

El conductor responde: "Fue que apareció un auto en la vía".

Pues es cierto, pero iba a 45 kms., por hora dos segundos más y hubiera cruzado.

El conductor dependió totalmente de lo que vio. Vio lo que estaba ahí y se precipitó sobre los frenos.

Lo mismo hacen muchos cristianos. "Ay, ¡todavía está ahí – todavía está ahí!". Así hacen que el problema permanezca. Pero si lo confesaren quitado, alabado sea Dios, cuando lleguen, habrá pasado.

Si usted maneja su vida espiritual como aquél conductor, los resultados también serán accidentados.

No le preste atención al auto que está a tres cuadras adelante en la vía, si su cerebro le está diciendo: "Va a 45 K. p. H. En dos segundos cruzará, no hay peligro. Voy a seguir andando". Conservará la calma, verá pasar el otro vehículo, no se atemorizará, no se lanzará bruscamente a los frenos; seguirá y llegará sin problemas.

¿Por qué?

Porque tiene fe en lo que el conductor está haciendo. En realidad, está creyendo algo que no está viendo. Está creyendo los resultados finales. Manejar ese carro exitosamente está basado en fracciones de segundos.

Sin embargo, el otro chofer podría frenaren la mitad de la vía. ¡Entonces usted querría saber qué le pasó!

Aplique el mismo principio cuando las tor­mentas de la vida le sobrevengan y el diablo le diga: "Mírame, nunca serás capaz de superar esto". Ignórelo y diga; "Gracias, Dios, creo en tu Palabra. Cuando llegue, no estará ahí".

Esa clase de fe mueve montañas. Usted pue­de llegar al pie de la montaña, a veces antes de que sea quitada. ¡Se moverá o caerá en un hueco!

Pero si usted se va dudando y dice: "Creo que está disminuyendo, no creo que se vaya a ir, está en aprietos.

Jesús dijo: "Dígale a la montaña que se quite y se eche al mar".

Diga lo que quiere que suceda.

LA LENGUA UNA FUERZA CREADORAWhere stories live. Discover now