-Bah, no pasa nada.

Cuando llegué al pasillo me vi envuelta por los brazos de Tristán.

Aspiré su olor y me secuestró entre risas para caminar hacia su apartamento, conmigo a cuestas.

-Debo de pesar el doble, o eso creo. ¿No te molesto? - digo bajándome una vez que estuvimos en su apartamento.

Elevó una ceja.

-¿El amor de la vida de uno molesta?

Y sin más se dirigió al baño para ducharse, sin ser consciente del efecto que tuvieron esas simples palabras en mí.

Puse mi mano sobre mi vientre al sentir mariposas y sonreí inconscientemente.

-Tu papi es muy cursi, pequeño.

-¡Mentira!

Reí negando con la cabeza mientras entraba a la cocina a por un vaso de agua. Al menos éste apartamento no estaba lleno de velas.

Me senté escuchando su regadera echar agua de vez en cuando y apoyé mi cabeza contra el muro, sintiéndome mareada.

Unos sonidos de sirenas y hélices  me hicieron levantarme con el ceño fruncido y caminar hacia la ventana del salón de Tristán, que daba a la calle.

Mi boca se abrió al ver al
S. W. A. T en furgonetas negras. Varios hombres en la calle enfundados en negro se bajaron apuntando con pistolas hacia la entrada.

Las hélices del helicóptero me impedían oír lo que estaban gritando, pero al ver a los chicos al frente de la puerta, mi respiración se entre cortó.

-¿Gitana?

Un Tristán vestido y con el pelo mojado me miró confundido desde el pasillo. Unos golpes fuertes en la puerta me hicieron correr hacia allí.

Al abrirla, una Dora alterada estaba jadeando.

-¡Se ha encendido una cortina en el apartamento de Rob y todo está en llamas! ¡Los chicos han salido corriendo para salvarse y creo que lo han confundido con una fuga! - justamente cuando dejó de hablar, un disparo sonó.

-Mierda.

No pude detener a Tristán el cual salió corriendo hacia abajo.

Dios mío, como hayan matado a alguno no sabía lo que pasaría. Miré a Dora y bajamos corriendo como pudimos las escaleras.

Casi me ahogo tosiendo al pasar por delante del apartamento de Rob. Se lo dije, ¡se lo dije, maldita sea!

Cuando llego al vestíbulo, dos disparos suenan y yo me paralizo en mi sitio.

Dora sigue corriendo y yo me quedo mirando a la puerta, con un agujero de repente en el corazón que me impide avanzar.

Escucho el grito de Dora.

Escucho al guardia de seguridad gritando que bajasen armas.

Escucho los golpes de mi corazón al avanzar hacia la puerta lentamente.

Escucho los gritos del jefe del pelotón diciéndoles que nunca disparen.

Escucho la voz rota de Matt pidiendo una ambulancia.

Y escucho mi corazón partirse al ver a mi hombre en el suelo.

Es cuando caigo de rodillas, que reacciono.

-¡TRISTÁN, TRISTÁN!

Mis gritos hacen que Dora y los chicos me cedan el paso hasta él.

Me tiro a su lado y observo las dos balas sobre su camisa blanca. Dios mío, una está casi debajo del corazón.

GITANA✓Where stories live. Discover now